viernes, 31 de mayo de 2013

Aviso

Amigos:
Acaba de salir un nuevo libro de mi autoría, titulado:
 
Notas sobre
JUAN MANUEL DE ROSAS
 
Buenos Aire, Katejon,2013, 275  ps.
 
        Es una defensa del Restaurador, presentado como héroe católico, contrarrevolucionario, hispanista y tradicional, contra los antirrosismos
de diversos signos historiograficos, y contra el pseudo revisionismo oficial.
        Les adjunto la tapa y el índice.
   
        Para adquirirlo, les pido por favor que se pongan en contacto con: katejon@outlook.com ,
con el Ing. José Díaz: (011) (15) 6133-4150,
o con su esposa, Romina A. de Díaz: (011) (15) 6237-5117.
 
        Muchas gracias
 
ANTONIO CAPONNETTO
 
Se agradece difundir
 
   
Indice

Presentación...................................................................... 9

UN HOMBRE DE LA TRADICIÓN......................................15
   Esquema sobre Rosas......................................................15
   El Príncipe Católico.........................................................16
   El Contrarrevolucionario................................................38
   El Hispanista...................................................................57
   El monarca sin corona.....................................................66

ROSAS: LA FALACIA DE LA ANGLOFILIA........................ 131

ROSAS Y LA IGLESIA........................................................ 173

ROSAS: ASPECTOS DE SU POLITICA POBLACIONAL....... 191
   Un homo conditor criollo................................................ 191
   El estanciero patriota...................................................... 194
   El Comandante General de la Campaña........................... 202
   El civilizador................................................................... 208
   El Conquistador del Desierto........................................... 213
   La política de tierras públicas.......................................... 218
   Política inmigratoria y demográfica................................. 226
   Política realista del arraigo.............................................. 234

ROSAS Y PALERMO........................................................... 237

RESPUESTA A FEDERICO ANDAHAZI............................... 245
   El porno cipayismo de Federico Andahazi........................ 246
   Agravio absurdo a Juan Manuel de Rosas......................... 246
   La verdad sobre Eugenia Castro........................................ 248
   Héroe pero no santo.......................................................... 251
   El libertador de cautivas.................................................... 253
   Entre mentiras y vampiros................................................ 255
   Respuesta a Página 12: Andahazi anda así......................... 258
   Carta a Juan Manuel Bordón: Andahazi y Fritzl................ 261

LO QUE FALTABA: EL ANTIRROSISMO ABORTERO.......... 265
   El aborto de la intelligentzia nativa................................... 265
   Trillados sofismas............................................................. 266
   Pacifismo ramplón............................................................ 270
   El antirrosismo en acción.................................................. 271
   La mentira del embarazo de Camila O’Gorman................. 273
     

jueves, 30 de mayo de 2013

Mirando pasar los hechos


LA RAZÓN DEL ESCARNIO
(a 30 años de democracia)

LAPSO

Como es sabido el golpe del 76 contra el terrorismo, se encarnó en el “Proceso” para la consolidación de la democracia. Bregando así por el mismo aparato que engendró la guerrilla terrorista. De modo que la caída en manos marxistas resultó ineludible y tan natural, que agotado el “Proceso” se entregó al alto directivo de la Internacional Socialista, identificada en lo sustancial con la Masonería. Quien, ungido por las urnas, los condujo al cadalso.
Transcurren ya 30 años de democracia y sus frutos. Con la república transformada en el caos de mafias, perversiones, intrigas, venganzas y latrocinios inauditos. Bajo un régimen heredero de tesoros escondidos en bóvedas repletas de monedas vivas y fuertes, pesadas como la hacienda al kilo vivo. Todo parejo a los grandes embates urdidos en los foros tenebrosos. Contra las costumbres: abiertas a la droga, la pornografía, la inversión sexual, el “matrimonio igualitario”, la procreación artificial y el aborto. La historia: acomodada a la farsa sobre la guerra subversiva. El sentido común: enajenado de la realidad y la trascendencia. Más largos etcéteras al rojo vivo. 

ARMA-MITO

Ahora la subversión dominante se reasegura con el arma secreta jamás imaginada. Capaz de aniquilar hasta los vestigios de antiguas resistencias y las vidas mismas de los agentes supérstites, sus allegados y simpatizantes de cualquier condición. Se trata del Arma-mito, maquinada en oscuros conciliábulos para arrasar cualquier obstáculo a sus designios; incluidas primeramente las mentes. Imponiendo el dogma del Terrorismo de Estado, como ejecutor del holocausto de jóvenes idealistas. Suprema concentración de la maldad militar derechista; genocida culpable -sin prueba en contrario- de todo crimen de “lesa humanidad”. Empezando por el secuestro de pequeñas criaturas en Centros Clandestinos de exterminio… 

PIROTECNIA

La muerte del general Jorge Rafael Videla -en el calabozo, conforme a su condena- ha servido para actualizar el repudio a la antigua República Argentina. Transfiriéndole a través del ensañamiento sobre el ausente, nubes de maldiciones e insultos contra la reacción antiterrorista, colaboradores o simpatizantes. Proferidos por asesinos insaciables, junto a módicos sirvientes o plumíferos ambivalentes… Más la rabia contrahecha de alguna Abuela imposible, aunque enriquecida. Todos acusando asesinatos, torturas y desapariciones de miles y miles de inocentes, rumbo a los millones de rigor. Por supuesto no han faltado los acompañamientos eclécticos, políticamente correctos.
Se explica así, desde el principio, la razón del escarnio.

Casimiro Conasco
Mayo de 2013

lunes, 27 de mayo de 2013

Nacionales


SEGUNDO HUNDIMIENTO MONTONERO DE LA A.R.A. “SANTÍSIMA TRINIDAD”
  
La fragata misilística A.R.A. “Santísima Trinidad” ya había sido mandada a pique por buzos tácticos de la banda marxista aviesamente llamada Montoneros, los cuales le atracaron y detonaron una poderosa carga explosiva en su casco cuando estaba próxima a su botadura en los Astilleros Río Santiago. Fue el luctuoso 22 de agosto de 1975, como parte de una cañada (ola de bombas) en todo el país (destruyendo así vidas y bienes) para conmemorar el tercer aniversario de la “masacre” de Trelew. Sólo a una gavilla de cipayos de Moscú y de La Habana se le podía ocurrir un ataque a un buque de guerra argentino en trance de tener que afrontar conflictos armados nada hipotéticos con la geofagia chilena y la secular ocupación británica de territorios nuestros. El hecho histórico indiscutible e irremisiblemente infamante de hundir un navío de nuestra Armada se ha repetido en nuestros días, en este bochornoso enero de 2013 (“Nunca Pasa Nada en Verano”, solía decir el autor). La causa ha sido el odio, la incuria e inopia de un gobierno montonero que ha dejado inactivo largos años a un buque Veterano de Malvinas hasta que la corrosión (consecuencia de la corrupción y otras virtudes K) lo ha despenado tras lenta agonía.
Podemos decir que los ya viejos traidores a la Patria de 1975 se han dado finalmente el gusto con treinta y ocho años de retardo (la venganza es un manjar que debe servirse frío), gracias al incumplimiento de los deberes de funcionarios públicos como la Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas, su anterior Ministra de Desarme, la o el actual titular de la cartera (con cara caída de vergüenza, según dijo), los sucesivamente purgados mandos navales (de algún modo hay que llamarlos) y los de quienes vieron entrar el agua sin atinar a poner una sopapa y dar la novedad a tiempo.
Por supuesto que las sanciones anunciadas por el caricaído ministro se limitarán al personal militar —excluyendo, eso sí, a la Comandanta Suprema negligenta e ineficaza— como ya sucedió con el escandaloso tema de Tema (en la hermana República de Ghana) pudiendo perder su carrera algún oficial superior o Cabo 2º descuidado, que lo tendrán bien merecido por heredo-represores…
En el muy imborrable año 1975, la cipayísima banda de delincuentes terroristas marxistas “Montoneros”, tan elogiada y recompensada por ambos presidentes KK, se dio el lujo de atacar ese año Unidades de cada una de las tres Fuerzas Armadas argentinas como parte de su proclamada decisión de “tomar el poder por la fuerza” derrocando al gobierno constitucional del FreJuLi elegido por el 67% de los votantes. Eso, aquí o en la mismísima y modélica Cuba o fraternal Ecuador, se considera golpe de Estado pero ningún probo juez de la democracia procesó nunca a los confesos conspiradores. En ese silenciado año ´75, a los pocos días de hundir un buque de la Armada, el 29 de agosto en el Aeropuerto “Benjamín Matienzo” de San Miguel de Tucumán, la misma banda terrorista derribó e incendió un avión Hércules C-130 de la Fuerza Aérea Argentina que despegaba rumbo a San Juan transportando al Escuadrón 22 de Gendarmería Nacional que regresaba de combatir en el monte a la otra banda castroguevarista “PRT-ERP”.  Creía matar así a dos pájaros de un tiro: aviadores y gendarmes argentinos.
El domingo 5 de octubre en Formosa, después de perpetrar piratería aérea contra Aerolíneas Argentinas (como ahora hace “La Cámpora” con toda “SU Compañía”), atacó el Regimiento 29 de Infantería merced a un conscripto entregador, asesinando a mansalva a compañeros de “colimba” del traidor que estaban duchándose o durmiendo la siesta en esa tarde de un tórrido día franco.
Hundida nuevamente y por imitadores suyos la A.R.A. “Santísima Trinidad”, a los neomontoneros sólo les falta reincidir también en derribar aviones (“La Cámpora” lo intentó con un choquecito en el Aeropuerto de Miami), reeditar otra incursión como la de La Tablada (aunque ya cerraron cuarteles cortándoles el presupuesto), matar de hambre a gendarmes y prefecturianos o asesinar con una bomba en su Comedor a más policías cuando almuerzan en familia (2 de julio de 1976). Mientras la Guerra Revolucionaria o Social prosigue in crescendo, la Comandante Suprema de las Debilidades Desarmadas Antes Argentinas emerge de un tunelcito saigonés dejado por otra banda marxista terrorista como el benemérito Viet-Cong y proclama sanmartiniano al cabecilla Ho Chi Minh, verdadero egresado de la Sorbona y no de La Plata como la “abogada exitosa” aduce ser.
A. M. Molina

viernes, 24 de mayo de 2013

Jacobinas


El acontecimiento histórico liberal y masónico
que celebró el gobierno “revisionista”
 
BICENTENARIO LIBERAL
  
La afamada “Asamblea del Año Trece”, es la diadema de la corona histórica del liberalismo argentino.  Comencemos por recordar el antecedente obligado de la Asamblea local: las Cortes de Cádiz. Ellas sancionaron la Constitución de 1812, apodada “La Pepa”, declarada “sagrada” por el liberalismo hispano, y copiada de la Constitución revolucionaria francesa de 1793.  Dicha carta fue tildada de “monstruosa” por Simón Bolívar, y suprimida por San Martín en el Perú. Tras un examen prolijo, sostiene Federico Suárez Verdeguer que fue: “La Constitución de 1812, copia servil y no pocas veces literal de la francesa”.1
Pues, diversos decretos de esas fementidas Cortes gaditanas fueron copiados a la letra por los asambleístas liberales de 1813. El escritor socialista Julio V. González ha cotejado en detalle la copia.2 Por lo cual, también asevera que esta Asamblea General fue: “El fruto opimo del cultivo que en el terreno de las ideas habían realizado el jansenismo, el episcopalismo, el regalismo, el filosofismo, el economismo y el liberalismo.  Estudiar todas esas escuelas filosóficas o económicas y tendencias, es ahondar en las causas de la revolución española y, con ella, de la revolución argentina”.3
Coincidentemente, sobre este magno Congreso escribió el socorrido marxista José Ingenieros: “Una cosa es segura: el pensamiento revolucionario fue totalmente conducido a término por la Asamblea del Año XIII. Ningún otro cuerpo de representantes, en toda América, tuvo de él una noción más clara. Los jacobinos de Buenos Aires la dirigieron sin reservas… No declaró la independencia por creerlo superfluo […] La obra legislativa de nuestra Asamblea —lo mismo que las Cortes de Cádiz—, en cuanto a los principios fundamentales, se ajusta fielmente a lo legislado en París […] Desde la libertad de vientres hasta la constitución civil del clero, todo tiene allí su fuente inspiradora. No es necesario agregar más, fue ésta la Asamblea magna de la Revolución, tal como la anhelaba Moreno […] Resultó una digna evocación del modelo francés”.4
En la muy liberal “Historia de la Nación Argentina”, de la Academia Nacional de la Historia, que dirigiera don Ricardo Levene, el serio investigador Juan Canter definió el carácter y el estilo de esa Asamblea, con estas palabras: “La nueva política, preconizando liberalismo y reforma, a pesar de su presuntuosidad, careció de fórmulas originales. Calcó disposiciones y en toda su tarea civilista adoptó un aire de suficiencia, pareja con su postura prepotente […] Era una ideología extraña y una rara política que proclamaba los modelos ingleses y franceses, remedando al propio tiempo, a los españoles sin aludirlos […] La Asamblea […] castigaba todo desaire y desestimación […], presumía de un liberalismo aparentemente nivelatorio; pero, en realidad se hallaba formada por un conjunto egregio y calificado que no toleraba discrepancias, dispuesto a estrangular cualquier rebeldía”.5 O sea, aquello de Gaspar Núñez de Arce: “El libre pensamiento proclamo en alta voz, / y muera quien no piense como yo”. Asamblea que se declaró “Constituyente”, pero que no constituyó nada (los proyectos constitucionales fueron archivados), por la muy buena razón de que antes no declaró la Independencia (pese al reclamo de los  artiguistas y sanmartinianos).
Bien; trazado el cuadro general, pasaremos a analizar las medidas en detalle. A tal efecto, enumeraremos algunas de las célebres “reformas”. Advirtamos desde ya que esas normas las introdujo la mayoría liberal alvearista, contra la opinión de los diputados que respondían a San Martín.6 Asimismo, fijaremos la distancia entre los dichos y los hechos.  Decimos esto último porque hay historiadores que se limitan a citar las leyes promulgadas por la Asamblea, como un catálogo jurídico, sin mención de su fuente y sin estudiar su concreción.
Ante todo, convengamos con José María Rosa que: “La obra de la Asamblea fue para la propaganda interior.  Dio, como si fueran de su inspiración, leyes sancionadas por los constituyentes de Cádiz […] Habló mucho de libertad y dictó leyes liberales que nunca se aplicaron”.7
Pues, las tales reformas fueron:
1)             Leyes Eclesiásticas:
En el orden religioso, conforme lo asentara Pedro Agrelo, uno de los miembros liberales más radicalizados, “se puso la primera base de una iglesia independiente y nacional”.8 O sea: cismática.
1º) Se suprimió el Tribunal del Santo Oficio, siguiendo las decisiones tomadas por las Cortes de Cádiz, del 22 de abril de 1811 y el 22 de febrero de 1813;9 anulando los “instrumentos de tortura” que aplicaría ese Tribunal. Sin entrar en la consideración de cuánta difamación han esparcido los liberales contra la Inquisición,10 como mínimo cabe apuntar que en Buenos Aires no funcionaba ese Tribunal, estando su sede en Lima (en donde, como queda dicho, lo habían abolido las Cortes gaditanas).11 En cuanto a sus “instrumentos de tortura”, supuestamente empleados por la Inquisición y otros tribunales civiles, se pasó de la estupidez a la payasada. Existía una mitología liberal sobre esos tormentos. Pero lo cierto es que, antes que otros tribunales, la Inquisición hacía un siglo que los había suprimido.12 En Buenos Aires, el asunto tuvo ribetes sainetescos, pues para quemar dichos instrumentos, hubo que empezar por fabricarlos.13 El único consuelo fue que en España, años después, durante el “Trienio Constitucional”, se repitió la barrabasada.14
2º) Se procedió a establecer: - el número de monjas por convento; - la edad de treinta años para ingresar a las órdenes regulares (19 de mayo); - el comisario general de regulares (28 de junio); - la secularización de los hospitales de las comunidades religiosas (13 de julio); - y sobre todo, el 4 de agosto, se dispuso que el bautismo no se administrara antes de los nueve días desde el nacimiento y se efectuara con agua templada “para evitar los espasmos”.15 Ley tan importante que el Director Supremo Gervasio Antonio Posadas, se encargó de aclarar que: “Se reencarga muy particularmente al Supremo Poder Ejecutivo la vigilancia” de esa norma.16
No se sabe si se llegó a disponer la colocación de un policía junto a cada pila bautismal, para controlar el cumplimiento de esa regla principal. Si, en cambio, se conoce que el autor de esas iniciativas fue Carlos de Alvear, quien impulsó a la Asamblea a sancionar “reformas tan trascendentales”, como señala el historiador oficioso de la Masonería Argentina.17
Es importante recordar que las Cortes de Cádiz, modelo de nuestra Asamblea, habían resuelto la supresión de las colegiatas, la reforma del canto eclesiástico y la mudanza de la hora de los maitines.18 Para mejor valuar estas medidas, debe tenerse presente que estábamos en plena guerra con el Consejo de Regencia.  Era algo así como si durante la “bliztkrieg” de la Luftwaffe sobre Londres de 1941, la Cámara de los Lores hubiera resuelto pasarse al sistema métrico decimal o revalorizar la poesía de P. B. Shelley.
Leyes igualitarias:
a) Se suprimieron los títulos de nobleza (21 de mayo de 1813).  Medida calcada de la Constitución Doceañista de Cádiz y de la francesa de 1793. Acto que provoca en el Dr. Francisco José Quagliani el siguiente comentario: “Imagino el odio despertado en aquellos que dejan de ser condes o marqueses, que deben bajar su escudo de la puerta de su casa”.19 Portentosa imaginación democrático-novelesca, realmente. Porque el único noble nativo que había en el antiguo virreinato del Río de la Plata era el marqués de Yavi, Juan José Fernández Campero, en Jujuy (marqués del Valle de Tojo). Lamentablemente para la fantasía de Quagliani, no se le pudo aplicar la medida anti-aristocrática, porque dirigía tropas autonomistas en Tarija, en la lucha del Alto Perú, y amenazó con desertar si se insistía en desconocerle su título de nobleza. (Títulos de otro origen eran el germano del teniente de la Guardia Valona Eduard Kailitz, barón de Holmberg, que había viajado con los americanos en la “George Canning” en 1812, y el irlandés del cordobés Miguel del Mármol, conde de Lúcar y Quilmaró). Anota Héctor B. Petrocelli: “Parece que los únicos perjudicados por la abolición de los títulos de nobleza fueron el marqués de Yavi y el barón de Holmberg, que curiosamente militaban en las filas patriotas”.20
b) Se abolieron los mayorazgos y vinculados.  Las Cortes de Cádiz suprimieron los “privilegios señoriales”, el 6 de agosto de 1811.  Por eso, acá el 13 de agosto de 1813, a petición de Alvear, se derogaron los “mayorazgos” y “vinculados” (bienes de familia, que restituyó el Código Civil). En realidad, en América no había mayorazgos (derecho del primogénito sobre el patrimonio familiar heredado). En el Río de la Plata, había uno, el de San Sebastián de Sañogasta, de la familia Brizuela y Doria, de La Rioja, que no fue afectado, pues duró hasta el siglo XX.22
c) Beneficios: Se suprimieron. Pero: “Tampoco abundaban los beneficios de órdenes nobiliarias. En Buenos Aires sólo dos personas poseían la Orden de Carlos III”.22
d) Tributos sobre los indios: Referente a la mita, el yanaconazgo y el servicio personal de los aborígenes, debe recordarse que ya habían sido abolidos en 1612. No obstante, pensando, tal vez, que lo que abunda no daña, el Consejo de Regencia, ordenó el fin de las prestaciones personales de los indígenas, el 26 de mayo de 1810. Las Cortes de Cádiz lo convirtieron en ley, el 13 de marzo de 1811. La Junta Grande, en Buenos Aires, copió esas normas, el 1 de setiembre de 1811. Con alguna demora, y para no ser menos, la Asamblea dispuso volver a abolir la mita, encomienda y yanaconazgo, que habían tributado los indígenas en otra época.  Claro que “en el dominio de la Asamblea no existían indios en estas condiciones; algo, muy poco, quedaba en el Alto Perú, región que estaba ocupada por el enemigo”.23
e) Libertad de Vientres: El 2 de febrero se copió una ley de las Cortes de Cádiz, del 10 de enero de 1812, declarando libres a los esclavos que se introdujeran en el territorio o que nacieran en él. Pero, dada la masiva emigración de negros y negras brasileñas embarazadas, y a instancias de Lord Strangford, se derogó.24  Recién por el artículo 15 de la Constitución Nacional de 1853 se liberó a los esclavos (sin olvidar algunas medidas legales de Rosas al respecto).25
Otra norma trascendental fue la creación de una Junta para inspeccionar los abusos de las boticas.26 Su broche de oro consistió en “extrañar” —esto es, mandar castigado a San Juan— al antiguo Jefe de los Patricios y Presidente de la Primera Junta, Brigadier Cornelio Saavedra.27 Tal el majestuoso inicio de nuestro liberalismo, que con análoga dignidad, ha “ampliado esos derechos”, en las últimas décadas. Menos mal que la “Gaceta” y el “El Redactor” de la Asamblea, dejaron constancia “de la resistencia y de la oposición de los partidarios de San Martín, al nuevo orden político”.28
Con referencia a los símbolos patrios, que la Asamblea encomendó sin sancionarlos,29 le escribió San Martín a Tomás Godoy Cruz, el 12 de abril de 1816: “¿No le parece a Ud. una cosa bien ridícula, acuñar moneda, tener pabellón y cocarda nacional y por último hacer la guerra al soberano de quien en día se cree dependemos? ¡Hasta cuando esperamos para declarar nuestra independencia!” 30 Pero, claro, para el alvearismo, masón, liberal y pro-británico, la cuestión de la Independencia era, como diría José Ingenieros, un asunto “superfluo”.
Más todavía. El tío de Alvear, y militante destacado de su logia, Gervasio Antonio Posadas, nombrado Director Supremo, con poderes extraordinarios, envió dos mensajeros a España. En su mensaje, le tributaba al rey Fernando VII: “Las más sinceras protestas de su vasallaje, felicitándolo por su ventura y deseada restitución al trono, y suplicándole humildemente el que se digne, como padre de sus pueblos, darles a entender los términos que han de reglar su gobierno y administración”.31 ¡Y todavía hay ingenuos que creen que porque se sacó la imagen del Rey en los sellos de las monedas de Potosí, se había dado un paso adelante en la independencia! 32
De lo expuesto surge que la Asamblea del Año Trece fue mucho más “emancipadora” que el Congreso de Tucumán, quien se limitó a declarar la Independencia, decisión soberana que la Asamblea se había negado a tomar.33
Enrique Díaz Araujo

Notas:
1.  Suárez, Federico: “La crisis política del antiguo régimen en España (1800-1840)”, 2ª ed., Madrid, Rialp, 1958, pág. 31
2.  González, Julio V.: “Filiación histórica del gobierno representativo”, Bs. As., 1938, tomo II, págs. 413-417.
3.  González, Julio V.: op. cit., tomo II, pág. 444.
4.  Ingenieros, José: “La evolución de las ideas argentinas”, Bs. As., El Ateneo, 1951, tomo I,  págs. 211, 216, 219.
5.  Canter, Juan: “La Asamblea General Constituyente”, en HNA, vol. VI, Primera Sección, cap. I, págs. 36-37, 72 y nota 102.
6.  Lafont, Julio: “Historia de la Constitución Argentina”, Bs. As., F.D.V., 1950, tomo I, pág. 369.  Según Lafont, el grupo de diputados sanmartinianos estaba integrado por Vicente López y Planes, Manuel de Luzuriaga, Eduardo Ramón Anchoris, José Ugarteche, y Agustín Donado.  Agrega Juan Canter: “Las tendencias polarizadas en torno de San Martín y de Alvear, derivadas luego en facciones, se enfrentan con sus programas y finalidades en el seno de la Asamblea.  Más tarde al promediar 1814 sus rivalidades desembocan en una lucha que confluye en la coalición revolucionaria de 1815…  Cuando la facción alvearista, logró la regulación de la Asamblea y avasalló todo el organismo del poder, tergiversó los principios de la Logia…  La declaración de la independencia quedó así postergada definitivamente por el régimen asambleísta” (op. cit., págs. 102-103 y nota 187).
7.  Rosa, José María: “Historia Argentina”, tomo III, La independencia (1812-1826), Bs. As., Juan C. Granda, 1964, pág. 20.
8.  Canter, Juan: op. cit., pág. 177.
9.  Antes, y como primera medida de su reinado, José I Bonaparte, en 1808, a requerimiento masónico, había abolido la Inquisición, entregado su edificio a las logias: Lappas, Alcibíades, La Masonería Argentina a través de sus hombres, Bs. As., 1958, pág. 50.
10.  Ver al respecto, cuanto menos, las siguientes obras: Walsh, William Thomas: “Personajes de la Inquisición”, Madrid, Espasa-Calpe, 1948; Llorca, Bernardino, S.J.: “La Inquisición en España”, Barcelona, Labor, 2ª ed., 1946; Iturralde, Cristian Rodrigo: “La Inquisición, un tribunal de misericordia”, Bs. As., Vórtice, 2011.
11.  Medina, José Toribio: “La Inquisición en el Río de la Plata.  El Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en las Provincias del Plata”, Bs. As., Huarpes, 1945, pág. 277.
12.  Menéndez Pelayo, Marcelino: “Historia de los Heterodoxos Españoles”, ed. Bs. As., Perlado, 1945, tomo IV, pág. 135.
13.  “Para imitar a los españoles se ordenó la destrucción «por mano del verdugo»; pero ocurrió que en la cárcel no había esposas ni perrillos, y debió quemarse simbólicamente una silla…  Como se circuló la orden a las ciudades del interior éstas contestaron que no podían destruir instrumentos de tortura porque no los había.  Los «cepos» no se destruyeron, tal vez por ser modalidades americanas que pasaron inadvertidas a los constituyentes de Cádiz”.  También se suprimieron los azotes a menores; pero se dejaron para los mayores: Rosa, José María: “Historia Argentina”, cit., tomo III, pág. 28.  El plagio de Cádiz llegó hasta la comicidad.  Como no había Inquisición, “hubo que fabricar unos bancos y maderos para quemarlos «públicamente»”: Rosa, José María: “El Revisionismo Responde”, Bs. As., Ed. Pampa y Cielo, 1964, pág. 43.  Todo fue simbólico, porque aún en 1817, el Alguacil Mayor de Buenos Aires se quejaba, pidiendo “el arreglo del potro en la cárcel por estar inutilizado el existente”: Bustos Argañaraz, Prudencio: “Los verdaderos alcances de la Asamblea del Año XIII”, 31 de enero de 2013, http://www. lavoz. com. ar/
14.  El 9 de marzo de 1820, tras abolirse de nuevo el Santo Oficio, “una turba invadió el Tribunal, en demanda de potros y aparatos de tortura, parodiando la toma de la Bastilla, pero con el triste desengaño de no hallar nada de lo que buscaban” (Menéndez Pelayo, Marcelino: “Historia de España”, seleccionada en la obra del maestro por Jorge Vigón, 6ª ed., Madrid, Cultura Española, 1950, pág. 250).
15.  Registro Oficial de la República Argentina, Bs. As., 1879, tomo I, pág. 220.
16.  Canter, Juan: op. cit., pág.181.
17.  Lappas, Alcibíades: op. cit., pág. 102.
18.  Menéndez Pelayo, Marcelino: “Historia de los Heterodoxos españoles”, tomo IV, pág. 150.
19.  Quagliani, Francisco José: op. cit., pág. 88.
20.  Petrocelli, Héctor B.: “Historia Constitucional Argentina”, Rosario, UNR Editora Universidad Nacional de Rosario, 2009, tomo I, pág. 78.  Quien había propuesto la medida era el propio Carlos de Alvear, el 21 de mayo de 1813, para “condes, marqueses y barones”, porque “un pueblo libre no puede ver delante de la virtud, brillar el vicio”.  Se omitieron los duques y vizcondes, tal vez, porque no eran viciosos.  Cfr. Rosa, José María: “Historia Argentina”, cit., tomo III, pág. 22.
21.  Rosa, José María: op. cit., tomo III, pág. 22.  Cfr. Bustos Argañaraz, Prudencio: op. cit.
22.  Floria, Carlos Alberto: “Historia Argentina”; García Belsunce, César A.: op. cit., tomo 1, pág. 371, nota 1.
23.  Petrocelli, Héctor B.: op. cit., tomo I, pág. 78.
24.  “Strangford, a nombre de Brasil, protestó el 27 de noviembre por esta declaración que favorecía la fuga de esclavos brasileños…  El 27 de diciembre el Directorio, investido de facultades extraordinarias, «suspendió» el decreto…  Inmediatamente citó a la Asamblea y ésta lo derogó” (Rosa, José María: “Historia Argentina”, cit., tomo III, pág. 21).
25.  Canter, Juan: op. cit., págs. 133-137.
26.  Canter, Juan: op. cit., pág. 202, nota 405.
27.  Canter, Juan: op. cit., pág. 221.  Allí fue socorrido por San Martín.
28.  Canter, Juan: op. cit., pág. 211.
29.  Rosa, José María: “Historia Argentina”, tomo III, págs. 23-27.  “El Himno no fue hecho en 1813, ni por encargo de la Asamblea”.  Mientras que la bandera española continuó izada en el Fuerte hasta el 23 de enero de 1815.
30.  Ibarguren, Carlos: op. cit., pág. 21.
31.  Bustos Argañaraz, Prudencio: op. cit.
32.  Cuando menos, deberían tener presente que a los cinco diputados de la Banda Oriental no se los dejó ingresar a la Asamblea porque en sus poderes figuraba que debían reclamar la Independencia.
33.  “Cuando la facción alvearista, logró la regulación de la Asamblea y avasalló a todo el organismo del poder, tergiversó los principios de la Logia. Restaurado Fernando VII en el trono, se ciernen peligros y amenazas.  Lord Strangford recomienda negociaciones y surge la misión Rivadavia y Belgrano.  La declaración de la independencia quedo así postergada definitivamente por el régimen asambleísta” (Canter, Juan: op. cit., pág. 197).

jueves, 23 de mayo de 2013

Culturales

COMPARSA “LA CÁMPORA”
  

Innumerables son las conjeturas sobre la conocida agrupación kirchnerista “La Cámpora”. Libros y artículos de la más variada índole han sido consagrados a la notable escuel a de onanistas. Mas ahora un nuevo capítulo ha de sumarse a la desastrada carrera en pro de la imbecilidad. Un nuevo episodio “cultural” se abre paso entre las juventudes revolucionarias. Estamos hablando, claro, de la proliferación de murgas y de comparsas dedicadas al proselitismo “K”, e integradas muchas veces, por cuadros camporistas bien rentados.


Muchos no alcanzan a comprender de dónde ha surgido este auge carnavalesco. Sin agotar las explicaciones, digamos que a toda luz se advierte que una educación pública deficitaria sólo puede abrir camino a nuevas sombras, que hoy, con enorme descaro, se denomina “cultura nacional y popular”.


Años de ininterrumpida desgracia política, nos han llevado a contemplar los actos del libertinaje, los asesinatos e injusticias cometidos a diario, la despenalización de la droga, la promiscuidad sexual que reina con el mayor descaro sobre los espíritus más jóvenes. De todo ello, la agrupación kirchnerista no es más que un reflejo. La degeneración y el envilecimiento son la lengua común de estos chabacanos patrioteros, que en la actualidad, incluso, han penetrado en las escuelas públicas y privadas con absoluta impunidad.


Un ejemplo de cuanto decimos sobre esta adiccion al circo y a las murgas, lo tenemos en Carlos Figueroa, actual Gerente de noticias de Canal 7, y miembro activo de la murga “Los Dandys de Boedo”. También puede consultarse el sitio “La Campora.org”, sección “Cultura”. Allí se dice claramente cómo “con la impronta y alegría que los caracteriza [a los camporistas], lograron transmitir sus conocimientos en el arte de ser murgueros y fundamentalmente de cómo esa vocación se entrelaza con la militancia volviéndose una sola pasión”. Sí, en sección “Cultura”.


Hay más. En el señalado sitio web, filial de Buenos Aires, con fecha del 3 de diciembre del año pasado, bajo el título “Comienza a formarse la murga de La Cámpora San Martín”, podemos leer: “Los compañeros de La Cámpora San Martín dieron inicio el miércoles 28 de noviembre con la conformación de la murga del distrito recibiendo los instrumentos necesarios. Para ello se reunieron con muchas ideas y entusiasmo de comenzar este nuevo desafío de armar y crear una verdadera murga local”.


Pero si dicha información fuera insuficiente, podemos remitirnos en persona a cualquier centro comunal, en donde no se nos ocultará el incentivo y la proliferación de estos “movimientos culturales”. En distintos lugares de la Capital Federal y del conurbano bonaerense, pueden verse habitualmente los entrenamientos de las comparsas. Punteros “K” y vagos de toda ralea se dan cita.


Viene a bien echar mano a las conocidas “Cartas del Diablo a su sobrino”, cuando C. S. Lewis pone en boca de Escrutopo (el Diablo) este consejo a su sobrino: “El mero hecho de razonar despeja la mente del paciente y, una vez despierta su razón, ¿quién puede prever el resultado?”


Dado que a estas alturas, las citadas cartas parecen un cuento más que logrado, resulta oportuno repasarlas.


Juntos en oración, y teniendo presentes los ejemplos de santidad, recemos para que la educación sea un medio de salvación, y no el camino que conduce al carnaval interminable.


Octavio Guzzi

domingo, 19 de mayo de 2013

Sermón de Pentecostés


PENTECOSTÉS


Nos relata la Epístola de la Vigilia de Pentecostés que el Apóstol San Pablo llegó a Éfeso y allí encontró unos discípulos que ya habían sido bautizados. Los interrogó para saber si, después de bautizados, habían recibido también el Espíritu Santo; pero ellos no sabían qué es el Espíritu Santo; no habían oído hablar nada de Él.

Si no conocen ni poseen el Espíritu Santo, no han recibido el Bautismo de Cristo, concluye San Pablo. En efecto, ellos sólo habían recibido el Bautismo de San Juan Bautista, pero no el Bautismo instituido por Jesucristo. Ellos se dejaron bautizar en Nombre del Señor Jesús, y cuando Pablo, después del Bautismo, les impuso las manos, descendió sobre ellos el Espíritu Santo. Con su infusión les dio también, en forma visible y palpable, sus dones especiales, y comenzaron a hablar en varias lenguas y a profetizar.

En este episodio, la Sagrada Liturgia nos involucra a todos los que hemos recibido el Bautismo de Cristo y la Santa Confirmación. Somos, por lo tanto, portadores del Espíritu Santo, estamos llenos del Espíritu de Cristo. A nosotros se refiere el Introito de la Vigilia: Cuando yo fuere santificado en vosotros, os reuniré de todos los pueblos (en la comunidad de la Iglesia) y derramaré sobre vosotros un agua pura (Bautismo). Y os daré un Espíritu nuevo (Confirmación, Pentecostés).

No hay duda: nos ha sido dado el Espíritu Santo. El Espíritu Santo, unido al Padre y al Hijo con unión divina, es el dulce Huésped de nuestra alma, mora en nosotros; permanece en la más íntima y viva unión con nuestra alma... ¡Ah, si conociésemos el don de Dios!

Dice el Evangelio de la Vigilia: El Espíritu Santo permanecerá con vosotros y estará en vosotros. El mundo no puede recibirlo; no lo ve, ni lo conoce. Pero morará, vivirá y obrará en vosotros, que habéis sido incorporados a Cristo. El Espíritu Santo es quien sella y completa la eterna y substancial unión del Padre con el Hijo. El Espíritu Santo es quien une también a Cristo con nosotros, a la Cabeza con los miembros, para que ambos vivan, obren, oren, sufran, amen y adoren al Padre juntamente, inseparablemente. Mediante su maravillosa venida a nosotros y su unión con nosotros, el Espíritu Santo realiza nuestra incorporación a Cristo y, por ello, nos une con la fuente misma de la gracia.

¡Qué elevación la de nuestra naturaleza! ¡Qué amor tan grande el de Dios, pues el Padre y el Hijo nos han enviado el Espíritu Santo, el mismo amor que une mutuamente a ambos en una eterna y substancial beatitud y felicidad! Y este mismo Espíritu Santo, el amor personificado del Padre y del Hijo, nos une a los pobres hombres con el Hijo y, por el Hijo, con el Padre.

¡El Don de Dios! ¡Ay!, pero nosotros no pasamos nunca más allá de la superficie de nuestra alma; no penetramos hasta el fondo de ella, hasta donde el Espíritu Santo ha establecido su tranquilo y recóndito santuario…

Vivimos muy disipados, demasiado absortos en las obligaciones y trabajos del momento. No ambicionamos unos minutos de silencio y de quietud, para dedicárselos al divino Huésped que mora en nosotros, al Espíritu Santo. Lo tratamos como a un extranjero. Lo olvidamos. Y Él continúa siempre silencioso, allá en el fondo de nuestra alma, esperando de nosotros, resignadamente, una mirada, una palabra...

Consideremos cómo resume el Santo Catecismo el motivo de nuestros festejos: En la solemnidad de Pentecostés honra la Iglesia el misterio de la venida del Espíritu Santo. La fiesta de la venida del Espíritu Santo se llama Pentecostés, que quiere decir quincuagésimo día, porque la venida del Espíritu Santo acaeció a los cincuenta días de la Resurrección del Señor.

Pentecostés era también una fiesta solemnísima entre los hebreos y era figura de la que celebran los cristianos. El Pentecostés de los hebreos se instituyó en memoria de la ley dada por Dios en el monte Sinaí entre truenos y relámpagos, escrita en dos tablas de piedra, cincuenta días después de la primera Pascua, a saber: después de ser librados del cautiverio del Faraón.

Lo que se figuraba en el Pentecostés de los hebreos se ha cumplido en el de los cristianos, por cuanto el Espíritu Santo descendió sobre los Apóstoles y los otros discípulos de Jesucristo que estaban reunidos en un mismo lugar con la Santísima Virgen, e imprimió en sus corazones la nueva ley por medio de su divino amor.

En la venida del Espíritu Santo oyóse de repente un sonido del cielo, como de viento impetuoso, y aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, que se asentaron sobre cada uno de los allí congregados. El Espíritu Santo descendió sobre los Apóstoles, los llenó de sabiduría, fortaleza, caridad y de la abundancia de todos sus dones.

Los Apóstoles, después que fueron llenos del Espíritu Santo, de ignorantes se trocaron en conocedores de los más profundos misterios y de las Sagradas Escrituras, de tímidos se hicieron esforzados para predicar la fe de Jesucristo, hablaron diversas lenguas y obraron grandes milagros.

El primer fruto de la predicación de los Apóstoles, después de la venida del Espíritu Santo, fue la conversión de tres mil personas en el sermón que hizo San Pedro el día mismo de Pentecostés, la cual fue seguida de muchísimas otras.

El Espíritu Santo no fue enviado a solos los Apóstoles, sino también a la Iglesia y a todos los fieles. El Espíritu Santo vivifica la Iglesia y con perpetua asistencia la gobierna, y de aquí le nace la fuerza incontrastable que tiene en las persecuciones, el vencimiento de sus enemigos, la pureza de la doctrina y el espíritu de santidad que mora en Ella, en medio de la corrupción del siglo.

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Jesucristo regresó al Padre en su Ascensión; y en Pentecostés cumple su promesa y envía a los Apóstoles y a la Iglesia el Espíritu Santo prometido. Con su Encarnación y su muerte de cruz el Señor nos mereció esta venida del Espíritu Santo. Ahora en el Cielo, suplica y nos alcanza la asistencia del Espíritu Santo para que crezcamos en gracia y en santidad, para que seamos fuertes e invencibles y para que alcancemos la perfecta santidad por medio de la perfecta incorporación a Él, la Cabeza.

El Espíritu Santo es quien establece la comunidad de vida entre Cristo y nosotros, y quien hace que la Cabeza y los miembros vivan y obren en la más íntima compenetración y solidaridad. La vida y la acción de Cristo, de la Cabeza, y las del Espíritu Santo, del Santificador, son mutuamente inseparables en nosotros. Por eso, para el Apóstol San Pablo es la misma cosa vivir en Cristo y vivir en el Espíritu. Es exactamente lo mismo que escribe San Juan: En esto conocemos que permanecemos en Cristo, y Él en nosotros; en que Él nos hizo participantes de su Espíritu.

Somos elevados a la vida divina por medio de Cristo, pero también por medio del Espíritu Santo. Donde no actúa el Espíritu Santo no es posible la vida en Cristo. La vida divina está continuamente viva y es dada constantemente a Cristo, al Dios humanado. Cuando le dejamos a Él obrar en nosotros, nos envía, en unión con el Padre, el Espíritu Santo, el Espíritu de filiación y de amor. Este Espíritu, a su vez, nos impulsa de nuevo hacia el Padre, nos hace anhelar y aspirar con toda el alma a ser hijos del Padre. Por eso, la vida en Cristo que recibimos en el Santo Bautismo quedaría incompleta y no podría llegar a su pleno desarrollo, si no nos fuera enviado el Espíritu Santo.

Pentecostés es el complemento, la culminación de Pascua. Pascua nos da, por la incorporación a Cristo, una vida nueva. Pero esta vida necesita desarrollarse y fortalecerse. Es necesario que la vida divina, que recibimos en el Santo Bautismo, se convierta en un fuego devorador, en un poder y en una fuerza capaces de aniquilar todo obstáculo.

El Sacramento del Santo Bautismo exige, como su normal complemento, el Sacramento de la Santa Confirmación. La nueva vida que se da en el sacramento del nuevo nacimiento precisa ser afirmada, robustecida y completada por el sacramento del Espíritu, de la Santa Confirmación. Es preciso que alcance aquella indomable y suave robustez y fortaleza, la tranquila, armoniosa y omnipotente fuerza de una convicción, de una mentalidad formada divinamente. El alma llamada y equipada en el Sacramento de la santa Confirmación para el heroísmo cristiano camina en una constante, serena e irrefrenable ascensión hacia la perfección cristiana, hacia el heroísmo de las virtudes cristianas.

El Bautismo sólo basta para darnos la vida divina, para alcanzarnos la salud eterna. Por él poseemos la vida. Pero, en la mente del Señor, esta vida necesita ser robustecida y llevada hasta su plenitud por el Sacramento de la Santa Confirmación. El Señor nos quiere cristianos totales, perfectos; no se contenta con que poseamos una vida raquítica, anémica, una vida que nos cueste grandes trabajos y esfuerzos poder preservarla de la muerte del pecado.

Todo esto lo obra la Santa Confirmación. El espíritu de Pentecostés es espíritu de fortaleza invencible, de confesor, de mártir. Tan es así, que los Apóstoles salían jubilosos del Sanhedrín, porque fueron hallados dignos de padecer ignominia por el Nombre de Jesús.

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Viene el Espíritu Santo, prometido por el Señor. Es la tercera Persona de la Santísima Trinidad. Llega entre el fragor de una fuerte tempestad y desciende en forma de lenguas de fuego sobre cada uno de los Apóstoles. Impulsados por la fuerza de este Espíritu, los Apóstoles se lanzan al mundo, predicando y confesando por todas partes, con palabras y con obras, y hasta con la propia sangre, a Cristo, al Crucificado y Resucitado.

Pentecostés es el día del nacimiento de la Iglesia, del Cristianismo, de la nueva raza.

El episodio de Pentecostés nos lo narra la Epístola. Los Discípulos se hallan todos reunidos en el Cenáculo, junto con María. Hacia la hora de Tercia, es decir, a eso de las nueve de la mañana, se oye en el cielo un gran estrépito, como el de una poderosa tempestad. Entonces aparecen unas como lenguas de fuego, que van a posarse sobre la cabeza de cada uno de los Apóstoles. Todos quedan llenos del Espíritu Santo y comienzan a hablar en varias lenguas lo que el Espíritu les sugiere. Mientras tanto, en torno al Cenáculo se ha reunido una gran muchedumbre cosmopolita. No se explican, lo que ocurre. Oyen contar a los Apóstoles, cada cual en su lengua nativa, las maravillas de Dios.

El hombre tocado del Espíritu ya no camina en la carne, es decir, según las máximas e ideales del hombre puramente natural, totalmente entregado a lo terreno. Camina en el Espíritu. Está lleno de la luz de la verdad, es educado interiormente por el Espíritu Santo, por el Espíritu de Verdad. En el Espíritu de Verdad la nueva raza contempla las cosas y los acontecimientos de la vida en su relación con Dios, a la luz de la Providencia divina, a la luz de la eternidad. En el Espíritu de verdad y de amor esta raza se rige, en toda su mentalidad y actuación, por un solo motivo y bien: por lo que Dios quiere. Son hombres espiritualizados: viven en el Espíritu; y, por lo mismo, caminan en el Espíritu.

En Pentecostés, la Iglesia aparece radiante; ya está madura para la dura vida que le espera sobre la tierra; ya está fuerte para compartir la vida de su Esposo; para permanecerle fiel, a pesar de todo lo que pueda sobrevenirle; para defenderlo en todo, dichosa de poder engendrar y conducir continuamente a su Esposo nuevas generaciones. En ella vive y actúa el Espíritu de Dios, el Espíritu de Verdad y de Amor. Él es el alma del Cuerpo de la Iglesia; Él la conduce y guía a su eterno desposorio con Cristo, su Esposo. Este es el significado de la venida del Espíritu Santo, de la fiesta de Pentecostés.

El Espíritu Santo desciende envuelto en el fragor de la tempestad. Invade y penetra los corazones de los Apóstoles y Discípulos. Se tornan anchos, libres, desprendidos, sin la debilidad e imperfección que tenían hasta ese momento. El Espíritu Santo los modela. Consume el viejo mundo de sus pensamientos, deseos, afectos, sentimientos y motivos y levanta en ellos el reino del espíritu. Les inocula nueva vida. Les da coraje, fortaleza, firmeza de carácter, paciencia inquebrantable y una gran presteza para todo sacrificio, incluso el del martirio, por la causa de Cristo.

Para la Iglesia, en su Sagrada Liturgia, Pentecostés no es solamente un hecho histórico, pasado. El episodio relatado en la Epístola continúa siendo una perenne actualidad. También lo vivimos nosotros. El primer Pentecostés va a reproducirse y realizarse en nosotros. Por eso suplicamos al fin de la Epístola: Envía tu Espíritu, y se obrará una nueva creación. La faz del mundo quedará renovada. Ven, Espíritu Santo; llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.

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Pentecostés es un día de acción de gracias por la fundación de la Santa Iglesia, en la cual están depositadas todas nuestras riquezas sobrenaturales y por la cual se nos transmiten la gracia y la Redención.

Pentecostés es un día de acción de gracias por la venida del Espíritu Santo a nosotros en el Santo Sacramento de la Confirmación. Es un día de alegre y gozosa confianza en la acción del Espíritu de Dios en nosotros, en su dirección y conducta.

Pentecostés es la confirmación, el sello y la consumación del misterio de Pascua. Pascua es Bautismo, Pentecostés es Confirmación. Pascua es nuevo nacimiento, Pentecostés es madurez, plenitud de fuerza en el Espíritu Santo. Renovemos en este día nuestra entrega al Espíritu Santo que vive en nosotros. Él debe ser el alma de nuestra alma. Él debe dominar sobre las ruinas del espíritu propio y de la propia mentalidad.

Pentecostés es un día de Rogativas para implorar la plenitud del Espíritu Santo, de sus gracias y dones. Supliquemos, pues, con la Santa Iglesia:

Ven, Espíritu Santo,
y envía desde el cielo un rayo de tu luz.
Ven, Padre de los pobres;
ven, Dador de los dones;
ven, Luz de los corazones.

Ven, Consolador óptimo;
ven, Huésped dulce del alma;
ven, calmante refrigerio,
descanso en el trabajo,
frescura en el estío,
en el dolor solaz.

¡Oh Luz beatísima!
Llena los senos del corazón de tus fieles.
Sin tu auxilio, nada hay en el hombre
nada hay bueno, nada sin mancha y puro.

Lava lo que está sucio,
riega lo que está seco,
sana lo que está herido,
ablanda lo que está áspero,
templa lo que está frío
y haz recto lo torcido.

Concede a los fieles
que en Ti solo esperamos,
Tu sacro Septenario.
Da de la virtud el mérito,
da un término dichoso
y da el perenne gozo. Amén.