lunes, 15 de octubre de 2012

Mirando pasar los hechos

IMPULSOS  DISPARES
                    
El Administrador Diocesano del Obispado Castrense -monseñor Pedro Candia- expulsó al capellán de la Gendarmería Nacional Gerónimo Fernández Rizzo. Por haber celebrado Misa, el anterior Domingo, a los gendarmes que reclamaban sobre sus magros ingresos. La fulminante sanción trae a la memoria otra actitud del severo dignatario, que buscaría explicación en un temperamento precipitado; para no avanzar sobre otras sugestiones demasiado humanas.  Viene así a la memoria su visita al Museo del Holocausto local, poco después de asumir la suplencia del ilustre y exacto antecesor. Cuando prodigó sus elogios expresando –seguramente sin experiencia museológica- el “respeto y admiración por la obra educativa del museo, al servicio de la memoria del horror y contra la barbarie y con la esperanza de un mundo justo y en paz donde todos vivamos como hermanos”. La prontitud fervorosa del prelado, sin duda olvidaba una declaración que en el año 2000 expresaron influyentes académicos y rabinos judíos estadounidenses, titulada Dabru Emet (“Habla con verdad” en hebreo). Ella invitaba a reconocer los esfuerzos eclesiásticos en los decenios siguientes al Holocausto,  para corregir sus enseñanzas sobre el judaísmo; subrayando que sin la larga historia de antijudaísmo cristiano y de violencia cristiana contra los judíos, la ideología nazi no hubiera podido afirmarse y mantenerse (...). Es de esperar que monseñor Candia (quien seguramente habrá recapacitado sobre el particular, moderando sus impulsos ilimitadamente elogiosos) ahora también reflexione serenamente y repare con urgencia el daño infligido al celoso hermano, que cumplió con el deber sacerdotal de permitir a los soldados la celebración del precepto dominical.
    
Casimiro Conasco
Octubre de 2012
    

1 comentario:

Alfredo CBA dijo...

Alguna vez en la historia hubo tantos curas lamebotas de la masoneria como ahora, o han avanzado demasiado en los ultimos años?