domingo, 29 de abril de 2012

Sermones para el tiempo después de Pascua


TERCER DOMINGO DE PASCUA

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver, porque voy al Padre». Entonces algunos de sus discípulos comentaron entre sí: «¿Qué es eso que nos dice: "Dentro de poco ya no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver" y "Me voy al Padre"?» Y decían: «¿Qué es ese "poco"? No sabemos lo que quiere decir.» Se dio cuenta Jesús de que querían preguntarle y les dijo: «¿Andáis preguntándoos acerca de lo que he dicho: "Dentro de poco no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver?" En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer, cuando va a dar a luz, está triste, porque le ha llegado su hora; pero cuando ha dado a luz al niño, ya no se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo. También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar.»


Desde el día de hoy la Iglesia dirige nuestra mirada a los misterios de la Ascensión de Cristo y de Pentecostés.

Con el dramatismo que le es tan propio, nos considera en este tiempo pascual disfrutando con los Apóstoles de la compañía de Jesús; pero previendo la separación impuesta por la Providencia, procura prepararnos poco a poco a ese penoso trance, a fin de que, al quedar solos y faltos de la asistencia del adorado Maestro, no echemos de menos su consejo y aliento.

Con mucho acierto nos da a rumiar la Iglesia, en las semanas que preceden a la Ascensión, el sentidísimo discurso de despedida del Salvador.

Este discurso fue pronunciado, es verdad, con miras a la separación de Jesús y sus discípulos por la tragedia del Calvario; pero, puesto en boca del Divino Maestro en estos Domingos, mira a la despedida que realizará místicamente el día de su subida a los cielos.

Oigámosle atentos.

Jesús mira el futuro envuelto en negros nubarrones para los suyos. No quisiera amargarnos la dulzura del momento presente; pero cree necesario prevenirnos, y lo hace, aunque a su pesar.

Sin embargo, al entreabrirnos el cuadro de tristezas que nos esperan, deja también caer una gota de bálsamo en nuestro pecho asustadizo, gota que suavizará las asperezas de nuestra triste situación.

En verdad, en verdad os digo, que vosotros lloraréis y plañiréis; os contristaréis, pero... no temáis, vuestra tristeza se convertirá en alegría. Padeceréis tristeza; pero... Yo volveré a visitaros, y vuestro corazón se bañará en gozo. Modicum; Un poquito nada más...; luego me volveréis a ver...

¡Gloria sea dada a Cristo, que así cuida de los suyos!


Modicum. Un poquito. He aquí el consuelo que nos brinda el Señor este Domingo.

Fuertes serán las luchas de la vida del cristiano; duras las pruebas; amargo el vivir... Pero no importa; no se trata más que de un corto intervalo de separación. Modicum... Luego vendrá a visitarnos Jesús, para triunfar, instalar su Reino y llevarnos a gozar eternamente consigo.

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Pero..., seamos sinceros...; ¿no nos avergonzamos al escuchar la palabra de consuelo que hoy nos dirige el Señor? ¿No es verdad que preferiríamos que Jesús hubiese substituido ese modicum por un larguísimo plazo...? ¿Que en vez del poquito de tiempo en el destierro nos hubiese prometido un largo período en este mundo, aunque fuese de llanto, y tanto mejor si fuese de gozo?

Sabemos y confesamos que este mundo es un valle de lágrimas; y, no obstante, cometemos la locura de aclimatarnos a él; y tanto, que nos resultan dulces y agradables esas lágrimas.

No se nos oculta que la vida mortal es un destierro, que nuestra Patria está más arriba de este velo inmenso que cubre la tierra; y sin embargo, amamos tanto el destierro, que nos asustamos de pensar en el momento de trasladarnos a la Patria.

Estamos convencidos de que el alma se halla aquí como encerrada en una cárcel; y, a pesar de ello, pretendemos que se retarde la hora en que se rompan las prisiones y las ligaduras que la esclavizan, y pueda volar libre a las alturas...

¡Pobres de nosotros! ¡Qué inconsecuentes somos!

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Cuán de otra manera pensaban los primitivos cristianos. La vida de persecución continua les obligaba a mirar con ansias al Cielo, les hacía repetir continuamente el Maranatha, Veni, Domine Jesu, ¡Ven, Señor Jesús!

Lo peor es que ni siquiera basta la crisis más espantosa de toda la historia de la sociedad y de la Iglesia...; no son suficientes las persecuciones morales más crueles...; no alcanza el estado servil al que nos ha reducido la revolución para desapegarnos del amor de la tierra e inspirarnos ansias del Cielo.

Por ventura, ¿no vivimos el preludio de lo que será el dominio de las dos bestias del Apocalipsis? ¿Era acaso más tranquila la vida de los primitivos cristianos de lo que es la nuestra? ¿Y qué? ¿Produce la tribulación en nosotros lo que obraba en los fieles de las catacumbas? ¿Nos hallamos ahora más desasidos de las cosas de este mundo, de esta inconstante vida, que los mártires que iban cantando al circo romano para ser destrozados por las fieras?

Lo que sucedía es que aquellos católicos practicaban la virtud de Esperanza.

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La Esperanza es la virtud que encuadra al cristiano en su verdadero marco, que le da el sentido propio de su profesión de Fe.

Esa virtud es la que nos presenta hoy la Liturgia. La Iglesia quiere que nos sintamos en la tierra como extranjeros y peregrinos, fijando nuestras ansias en la otra vida, y no en deseos mundanos y carnales.


Recordemos aquellas frases tan consoladoras como apremiantes del Apocalipsis y que se refieren a las grandes promesas hechas a los que guardan la Palabra de Dios en medio del olvido general de ella:

El vencedor será así revestido de blancas vestiduras y no borraré su nombre del libro de la vida, sino que confesaré su nombre delante de mi Padre y de sus Ángeles...

Pronto vengo; guarda firmemente lo que tienes para que nadie te arrebate la corona...

Vengo pronto, la palabra que abre y cierra el Apocalipsis.

Guarda firmemente lo que tienes, otra vez la consigna del Tradicionalismo. No es tiempo ya de progreso, cambio o evolución.

Y cuando el mundo pretenda oprimir nuestro corazón, el Ángel del consuelo, enviado del Cielo, nos recordará la palabra del Señor: Modicum... ¡Sólo un poquito de tiempo!

Así vive el verdadero cristiano. Por eso los santos podían decir: ¡Oh, qué larga es esta vida! ¡Qué duro este destierro! (Santa Teresa).

Trabajemos para que sean tales nuestros sentimientos, y conformes a ellos nuestras obras.

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La Santa Liturgia nos recuerda en el Aleluya que Convenía que Cristo padeciese y resucitase de entre los muertos, y así entrase en su gloria.

La Iglesia nos presenta el ejemplo de Jesucristo. También Él lloró y gimió, mientras el mundo gozaba; sufrió hambre y sed, mientras el mundo se hartaba; murió pobre y desnudo, mientras los grandes de este mundo se mofaban de Él.

Pero a las lágrimas siguió el gozo inefable. Al levantarse victorioso del sepulcro, hiriendo de terror a los guardias, los días de luto se convirtieron en una eternidad de dicha.

A sus enemigos, en cambio, quedaba el eco de aquellos anatemas: Ay de vosotros los ricos, porque ya tenéis vuestro consuelo en el mundo. Ay de vosotros, los que andáis hartos, porque sufriréis hambre. Ay de vosotros los que reís, día vendrá en que os lamentaréis y plañiréis.

Líbrenos Dios de pertenecer al número de estos desgraciados. Queremos correr la suerte de Cristo..., que su ejemplo sea luz que nos guíe por las sendas de esta vida.

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Contemplemos de nuevo a Jesús pronunciando su discurso de despedida. Con una frase gráfica descubre el porvenir amargo que se reserva para el que le sigue, al mismo tiempo que no oculta el camino de rosas que espera a los mundanos: Vosotros lloraréis y plañiréis, mientras el mundo se regocijará.

Pero añade: Yo volveré a visitaros, y vuestro corazón se llenará de gozo.

Quedan bien descriptas dos concepciones muy distintas de la vida: la del cristiano, para quien la existencia terrena es lucha severa; y la del mundano, que concibe los cortos años de su paso por este mundo como una orgía continua.

Así se han formado esas dos entidades morales que llamamos: Cristianismo y mundo.

El mundo goza; el hijo de Dios lucha con valor y gime.

Esa lucha se aumenta, además, por la guerra que el mundo, animado por el averno, ha declarado a los portavoces del nombre de Cristo, como queriendo contribuir por su parte a dar realidad al anuncio del Salvador: Vosotros lloraréis y plañiréis.

Sin embargo, las lágrimas de los cristianos encubren el gozo verdadero, y las destempladas risas de los mundanos abrigan la tristeza más profunda.

Acerquémonos, si no, al interior de los mundanos, y examinemos lo que les queda de positivo de todas sus festicholas, y no hallaremos otra cosa que tristeza y aflicción de espíritu.

Es condición del apetito el no saciarse, el desear siempre más. Por eso sucede al mundano que aunque se zambulla en un mar de goces, sale cada vez más sediento.

El avaro, no llega nunca a adquirir su última moneda. El que busca honores, ansía siempre subir más alto. El lujurioso, ni siquiera en lo más abyecto de su postración dice basta. La mujer que alimenta pensamientos de vanidad, no descansa en su afán de pasar por ídolo y dejarse adorar.

Todos se mueven en el torbellino del desasosiego, al propio tiempo que oyen allá en lo íntimo de su corazón la voz fatídica que les avisa de cuan efímero es aquello que ambicionan; voz que les sumerge en la desazón más inquietante.

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Eso son los goces del mundo. Cambiemos la hoja; dirijamos nuestra mirada a los que viven en medio de cruces, y la estampa se transformará por completo.

Los encontramos rebosando de paz y tranquilidad; participando ya del gozo indecible del Espíritu Santo.

Preguntémosles, no si quieren cambiar su vida por la del mundano que prospera, ya que tal pensamiento les horrorizará, sino simplemente si desean mitigar sus penas, y oiremos cómo contestan a coro: ¡Lejos de mí gloriarme en otra cosa que en la Cruz de Cristo!

Y es que en la Cruz del cristiano hay infinitamente más goce que en el febril regocijo del mundano, aunque parezca paradoja.

El justo posee la paz que engendra la virtud; el malvado se deshace en la inquietud que traen consigo su agitada vida, sus locas pretensiones, sus ansias nunca cumplidas.

Por último, conviene que reflexionemos en una verdad contenida en las palabras de Nuestro Señor.

Las alegrías de los mundanos incuban una tristeza mortal, que saldrá a luz el día de su muerte, para durar por toda una eternidad.

Las lágrimas de los justos, en cambio, encierran en germen un goce sempiterno, que amanecerá, asimismo, el día en que termine la farsa de este mundo.

Muy plásticamente nos lo ha enseñado el Salvador al comparar a los suyos con la mujer que da a luz en medio de dolores de parto; dolores que olvida con la vista del infante recién nacido.

Si pensáramos de este modo, no se escaparía de nuestros labios aquella queja que repiten con tanta frecuencia los cristianos tibios, cuando envidian la prosperidad de los mundanos, parangonándola con los sucesos adversos que suelen ser el pan cotidiano de los justos.

Desengañémonos. Hasta el fin de los tiempos ha de ser una realidad aquel anuncio del Salvador: Vosotros lloraréis... el mundo reirá.

Tratemos de robustecer nuestra fe y nuestra esperanza; de convencernos de que en este mundo no nos esperan dichas, sino penas; pero que en esas cruces se halla la verdadera alegría; y que ellas engendrarán un goce sempiterno.

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Mientras nos acercamos hoy a comulgar, volvamos a recrear nuestros oídos con el armonioso son del Modicum. Un poquito y me veréis.

La visita que nos hace hoy el Señor es como un anticipo de la que nos hará después del poquito de tiempo de nuestra vida; y el gozo que con la presente visita percibimos, es como un preludio del gozo eterno que recibiremos en la gloria.

Pidamos a Jesús Sacramentado que nos aficione a aquellos goces y nos infunda la dulce nostalgia de la Patria.

Haz, Señor, que estos misterios mitiguen en nosotros los deseos terrenos, y nos enseñen a amar los celestiales (Secreta).

sábado, 28 de abril de 2012

Mirando pasar los hechos


PATRIOTERISMO METECO

(Inaudito descaro)


GATATUMBA
   
Es archisabido que la realidad muchas veces supera a la ficción. Pero lo inexplicable es cómo la gente se enfrasca y se embarulla discurriendo sobre cosas imaginarias. Por supuesto inducida y estimulada por los medios serviles, expertos en pasar gatos por liebres. Es el caso de las disquisiciones en boga, por las actitudes “nacionalistas” que en los últimos tiempos ha adoptado la viuda luctuosa sobre Malvinas e YPF. El primer tema resulta demasiado trágico y nunca les ha quitado el sueño ni a ella ni a él;  en cuanto al segundo, son bien conocidos los Sueños Compartidos, ya por entonces. Por de pronto acompañando la desnacionalización de la gran empresa petrolera argentina. Apoyo pagado con la friolera de aquellos seiscientos millones de dólares que cuidadosamente sacaron del país como cosa propia. Ya se conoce la proverbial impunidad, conseguida llevándose de Buenos Aires al feudo santacruceño la respectiva investigación federal, para archivarla de un plumazo. Se agolpan en este cuadro repugnante, los recuerdos de aquel exterminio de YPF, la empresa estatal que llegó a ser modelo de eficiencia. Al galope del Presidente —hoy Senador intocable— con el ubicuo Cavallo, cuando sembraban la devastación luego multiplicada por el régimen francamente subversivo.
   
MEMORIA Y DISFRAZ
     
Es conveniente aquí, volver a escuchar al matutino  “La Nación S.A.” (11 de abril de 2001),  por insospechable, cuando dijo hace once años:  “Lo cierto es que en la última década, la de la convertibilidad, las privatizaciones y el blindaje (...) las mafias han proyectado más sombras sobre la sociedad argentina que en ningún otro momento de la historia. La mayoría de los nombres está fresca en la memoria del lector: las mafias del oro, del Correo, del transporte, de la Aduana , los medicamentos, los combustibles, las carnes, la Anses , el PAMI y el lavado de dinero son las que más espacio han ocupado en los medios, aunque la lista es incompleta...”. Sobresalen al galope, la liquidación del petróleo nacional; el regalo de los ferrocarriles (guardando las deudas y dejando más de cuatrocientos pueblos muertos, con un déficit inútilmente cubierto de subsidios); de Vialidad Nacional (dando paso a peajes inicuos sobre caminos hechos); la trampa del sistema jubilatorio (arruinando a miles y miles de ancianos y engullendo las famosas AFJP)   por donde se escurrieron y escurren miles de millones de pesos. Esta reiterada memoria casi a costa de la náusea, pone de resalto la fantasmal conducta política de la viuda magistral y la impostura del disfraz nacionalista que osa utilizar.

PANTALLA DE CAJÓN
      
Más que pantalla de película, lo que viene ahora con la resonante expropiación de YPF, es de cajón. En el primer sentido de cajonear para siempre, con el barullo, la investigación penal sobre las andanzas del Amado Boudou, alrededor de la impresora Ciccone y la impresionante impresión de billetes al servicio de la inflación indeclinable.   En el otro sentido:  al cubrir los delitos de administración fraudulenta y las responsabilidades del Gobierno por las graves deficiencias en la política de hidrocarburos. Y en el tercero pero primordial sentido,  de proteger el cajón… de los negocios ajenos. Porque, como ha dicho lúcidamente el licenciado Héctor Giuliano (24.4.12), “haciéndose cargo del paquete mayoritario de YPF el Estado cargará una triple deuda pública nueva: los pasivos acumulados bajo la gestión Repsol-Eskenazy (unos 9.000 MD), el futuro financiamiento del plan de inversiones incumplido por Repsol (30.000 MD) y las eventuales indemnizaciones a la firma española. Además “la expropiación de acciones liberaría a Repsol de sus responsabilidades por los pasivos de YPF y por el incumplimiento del plan de inversiones en exploración de petróleo y gas”. . Bajo estas circunstancias, la expropiación implica en la práctica una descarga o salvataje … a Repsol.
     
Casimiro Conasco
Abril de 2012
   

viernes, 27 de abril de 2012

Crítica literaria

VIVISECCIÓN DEL GARANTISMO
  
  
“Fines de la pena.  Abolicionismo.  Impunidad”, Héctor H. Hernández (Director), Camilo Tale, Ricardo Dip, Siro de Martini, Gerardo Bonastre, Buenos Aires, Cathedra Jurídica, 2010, 890 págs.
  
La obra que comentamos es, por cierto, extraordinaria.  Se trata de una publicación colectiva que se adentra en las entrañas del Derecho Penal, no dejando sin abordar ninguno de los temas trascendentes de esta rama del Derecho,desde una base realista o solidarista,y enfocados tanto en su aspecto sustantivo como procesal.
  
El libro es la continuación de la labor iniciada por los doctores Hernández y Tale,junto con otros autores, bajo la dirección de Siro de Martini, en el trabajo colectivo: “En defensa del derecho penal” (Buenos Aires, Educa, 2008), que continuará asimismo con la publicación de un nuevo libro del Dr. Hernández: “Garantismo abolicionista”, que se anuncia de pronta aparición.  La importancia de los temas abordados y la dimensión del estudio (de casi mil páginas en total), muestran la trascendencia y seriedad con que estos distinguidos autores se han aplicado a la investigación.
  
Al prólogo de Hernández le sigue la Primera Parte, a cargo del Dr. Tale, sobre “Los legítimos fines de la pena jurídica”. Esta parte consta de seis capítulos: La cuestión del fin de la pena en la historia del pensamiento de Occidente; Los varios fines legítimos de las penas y su relación con los diversos males del delito; El fin retributivo; Los fines preventivos de las penas; Los demás fines legítimos de las penas; y Breve exposición y consideración crítica de las doctrinas penales divergentes. Es un tratamiento exhaustivo del tema, sin precedentes, dentro y fuera de nuestro medio.
  
En la Segunda Parte llamada “Pena y virtud”, el director de la obra, Héctor Hernández, analiza en dos capítulos el fin pedagógico de la pena. Son los capítulos VII: “Derecho penal y dignidad humana”, y VIII: “El fin educativo (discusión)”, en los que explica la doctrina de Santo Tomás de Aquino al respecto. La Tercera Parte (Minimalismo y abolicionismo. Garantoabolicionismo)) está a cargo del mismo director de la obra, y allí dedica una primera sección, dividida en seis capítulos (IX a XIV), a tratar la doctrina denominada “garantismo minimalista”, cuyo artífice es el garantista italiano Luigi Ferrajoli, y una segunda sección en donde analiza el pensamiento del Dr. Eugenio Zaffaroni (capítulos XV a XXI), a quien acusa de una gran cantidad de incoherencias en su pensamiento penal. Ambos autores, son de una gran influencia en el ámbito académico actual, por lo que resulta interesante el análisis de su doctrina.
  
A propósito de Zaffaroni, es significativo cómo se constata su influencia en la manipulación del lenguaje; por ejemplo, el cambio del término “delito” o “crimen” por “conflicto”, y el de “delinquir” por el de “criminalizar”, dando a entender dos cosas:
   
1. Que en el conflicto entre las partes sobra algo: el Estado,
   
2. Que el delito es porque así lo determina la superestructura de poder que tacha de tales a las conductas contrarias a su subsistencia, con lo que la noción de delitos naturales (como matar un inocente) es negada, quedando todo sujeto al mero voluntarismo del poder de turno, siendo así el único delincuente el Estado.
    
Es recomendable el capítulo XVIII, “Estrategia y táctica”, págs. 601 y ss., donde con textos de Zaffaroni de 1991 se muestra el plan trazado de destruir el sistema penal desde dentro del mismo, es decir desde las cátedras y las magistraturas aplicando “la táctica del yudoca”. Es de destacar asimismo el capítulo XIV, “Doble vara”, donde indica que se hace excepción a la doctrina abolicionista respecto de “los militares argentinos de actuación en los setenta”, al extremo de que el Juez de la Corte Suprema Dr. Carlos Fayt acusó en un fallo importante a sus colegas Lorenzetti, Zaffaroni, Highton de Nolasco, Maqueda y Argibay, de estar vulnerando las garantías constitucionales básicas de quien se encuentra sometido a proceso, y haciendo aplicación de “un derecho penal del enemigo”. De este modo “los principios garantistas se verían conculcados”, con el pretexto de “defender paradójicamente el estado de derecho” (palabras de Fayt que reproduce Hernández, pág. 539).
  
En la Cuarta Parte,dedicada a “la alternativa penal católica”, el magistrado brasileño de la corte suprema de San Paulo, Brasil, Ricardo Dip, y el joven fallecido penalista Gerardo Bonastre exponen el pensamiento penal del Papa Pío XII con su pluralismo de penas legítimas (capítulos XXII y XXIII). Sus capítulos se refieren a “Pena y culpa”, recordando párrafos iniciales de Accogliete, illustri de Pío XII.
 
La Quinta Parte, se estructura en tres capítulos, dentro de los cuales el Dr. Hernández expone la doctrina del fruto del árbol venenoso (XXIV), critica la citada doctrina en cuanto resulta contradictoria porque admite excepciones a su principio que es absoluto y por aplicar medios malos para fines buenos, incurriendo en lo mismo que reprueba (XXV); y luego hace un análisis de la misma (XXVI) en sentido claramente negativo, como un elemento utilizado por el abolicionismo para destruir el Derecho Penal y lograr la impunidad. A propósito de la misma, afirma claramente De Martini en la Sexta Parte que hay tres raíces de la impunidad: la ineficiencia del Estado, la corrupción en el poder, pero “la más grave” es la “ideologización de la administración de justicia que lleva a la interpretación y aplicación de la ley penal de un modo injusto”.
   
La erudición y seriedad con que se han abordado los temas mencionados amerita la lectura de esta obra, sin precedentes en nuestro país.
   
Yamila Juri
    

jueves, 26 de abril de 2012

Venganza terrorista

SIN DIOS PARA TODOS
  
  
El Padre Christian von Wernich, como tantos otros bajo esta tiranía, se encuentra preso injustísimamente. Lo han probado sus abogados defensores y lo prueban los hechos. En varias ocasiones desde estas páginas nos  hemos referido a este doloroso tema, aportando detalles y puntualizaciones que demuestran la ignominia cometida.

Baste pensar que, hacia fines del 2009, y como consecuencia de una serie de denuncias públicas cruzadas que intercambiaron entre sí, tomo estado público el hecho de que los tres jueces intervinientes en la condena del sacerdote: Rozanski, Insaurralde y Lorenzo, actuaron con parcialidad manifiesta y en condiciones de “deterioro psicológico”. Y aunque a posteriori de lo sentenciado y sin reparar el daño cometido, hasta se hizo lugar al pedido de recusación del precitado Rozanski, teniendo en cuenta la animadversión personal con la que se desempeñó en todo momento. Está claro que no es un detalle menor la filiación judía del verdugo, pero mientras el mundo se saldría de su eje si un juez católico condenara arbitrariamente a un hebreo, el caso inverso no inmuta absolutamente a nadie. Empezando por los obispos.
  
Ya en prisión, los atropellos contra la persona del Padre continuaron, como si todo el odio a Cristo y a la Fe Católica que sostiene al actual despotismo marxista, se volcara en su figura en razón, precisamente, de su ministerio. La situación parece haberse agravado, si cabe, desde que el Director del Servicio Penitenciario Federal, sería un joven militante kirchnerista llamado Víctor Eduardo Hortel. Sirva saber que el mencionado sujeto ocupa un cargo directivo en la Agrupación Cultural y Política Negros de Mierda (NDM), la cual —créase o no— existe y actúa con el patrocinio del aparato oficialista (cfr. vg: http://www.perfil.com/contenidos/2010/09/21/noticia_0026.html).
  
En tales condiciones, y en los comienzos de este año 2012, el Padre von Wernich hizo pública una doliente e impetrante carta, que debería sacudir la modorra cobarde de los pastores, y aún la del laicado católico, si no hubiera sido sometido al inicuo lavado de cerebro de la clerigalla progresista que todo lo invade. Reproducimos sin más comentarios la carta del Padre, a la que tituló “Sin Dios para todos”. Le sumamos nuestras oraciones, y pedimos las de todos aquellos bautizados cabales, que aún conserven conciencia plena de la enorme vileza que se está consumando impunemente.
  
Antonio Caponnetto
     
    
“El que siembra injusticias cosechará desgracias y la vara de su furor lo aniquilará” (Proverbios, 22, 8).

Como ex Capellán de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, sometido a un proceso jurídico-político desde el año 2003, condenado a Reclusión Perpetua, confinado en el Penal de mediana Seguridad de Marcos Paz, Buenos Aires, de 74 años de edad, acompañado por otros miembros de las FFAA, de Seguridad, Policiales y Penitenciarias —muchos de ellos octogenarios—, por haber combatido al terrorismo subversivo marxista durante los años 1976 a 1983, hago saber a las Autoridades de la Iglesia Católica, que acabamos de ser víctimas del más miserable y vengativo atropello a la dignidad humana en su libertad religiosa garantizada por nuestra Constitución Nacional y los Derechos Humanos, al prohibirnos el ingreso diario a la Capilla del Penal a las 18 horas, para nuestra “Hora Santa”, frente al Santísimo Sacramento expuesto y a la reunión de grupos de oración con estudio de la Biblia y del Espíritu Santo, como lo veníamos haciendo desde el año 2007, sin ningún tipo de problema dentro del mayor respeto y recogimiento.
  
Esta prohibición, persecutoria a la Fe de los Católicos, es a consecuencia de una falsa denuncia anónima —no investigada— valorada como verídica por parte del señor Director Nacional del Servicio Penitenciario Federal y su Consejo Asesor.
  
Si el señor Director Nacional hubiese investigado ese anónimo que decía: “…von Wernich celebra misa en la capilla…”, se hubiese evitado tomar la irracional medida que ordenó y que motiva esta notificación a Ustedes, señores Arzobispos y Obispos de Argentina. Pero al no investigar —y obrar tal como lo hizo, en forma inconsulta— está manifestando una ideología al Cristianismo que entre otras cosas dice: “…Dios, opio de los pueblos…”, es decir, la ideología comunista marxista.
  
Mi Obispo Diocesano dispuso que en este Penal, donde estoy recluido, solamente celebre la Santa Misa en mi celda-calabozo y no en la Capilla.  Así lo cumplo. En la Capilla, durante la Misa celebrada por los Capellanes, generalmente hago de “monaguillo” o de “sacristán”, al preparar el Altar. Testigo de ello son todos los Capellanes y los Obispos que han celebrado la Santa Misa para los Internos y los “Presos Políticos” de los que formo parte.
  
Han estado muy mal asesoradas las Autoridades del Servicio Penitenciario Federal, al prohibir actos religiosos a los Católicos y al tratar de convertir las capillas en depósito o pañol, como lo están haciendo en otros Penales.
  
Ante la gravedad de los hechos que están ocurriendo, sugiero a los señores Arzobispos y Obispos que contemplen la posibilidad de una amplia investigación, que ponga en descubierto esta infame, diabólica e ideológica persecución a la Fe y actos culturales de los católicos, en el Penal de Marcos Paz.
  
Esta falsa denuncia que no fue investigada para determinar si era verdadera o engañosa, motivó un abrupto traslado de personal superior y celadores de nuestro Pabellón a otros destinos, por el solo hecho de la “…misa del Cura von Wernich…”
  
La celeridad de la medida contra la fe y la de los traslados del personal del Servicio Penitenciario Federal afectado a nuestro Pabellón no es nada, semejante a la desidia y el abandono del arreglo —que desde hace más de diez meses se derrumbaba— del alambre-cerco perimetral externo de este penal, que dice ser de “mediana seguridad”.
  
Para ir en contra de Dios y de los católicos, actuaron en forma inmediata, aunque no sea real lo denunciado. Pero contra la inseguridad y el arreglo del cerco perimetral —que continúa en el piso— el arreglo sigue “dormido” y sin solución hasta la fecha.
  
Nos encomendamos a sus oraciones y pedimos a María de Luján, proteja nuestra Patria para que no se haga realidad el “…Sin Dios para todos…”
  
Christian von Wernich
Sacerdote - Preso Político
  

miércoles, 25 de abril de 2012

Costumbres modernas

EL NATURISMO DE LOS NUDISTAS
   
(Una reflexión sobre Playa Escondida)
   
LA INVISIBLE OPRESIÓN DE LOS NÚMEROS

“Crece el nudismo en Mar del Plata”, reza uno de los titulares de “Verano 2012”, del martes 10 de enero, en la página de Sociedad que “La Nación” dedica a las noticias veraniegas. La noticia da cuenta de la actividad nudista en el balneario Playa Escondida, al sur de Mar del Plata. Tres cosas llamaron mi atención y son ellas otras tantas ocasiones para reflexionar sobre este fenómeno del nudismo.
  
La primera cuestión está referida en el titular y en la bajada de la noticia.  Se trata del crecimiento del nudismo en Mar del Plata. “Veinte (20%) más de adeptos se suman por año.  Uno de cada cinco practicantes es debutante”. Por supuesto, la “avanzada” de la tendencia la han aportado extranjeros.
  
El punto que me interesa examinar es que suele esgrimirse el tópico del “crecimiento vegetativo” como un argumento a favor de la consolidación de una tendencia y su presunta naturalidad o bondad inclusive. Estimo, contra cierta moda “cuantitativista”, que el crecimiento porcentual señalado en la noticia puede indicar cualquier cosa y sería una imbecilidad manifiesta que porque veinte sobre cien sujetos deciden bañarse en cueros, cada año, pueda suponerse que se trate de algo que deba ir aceptándose. La noticia solo afirma, como lo que suele decirse al pasar sin ánimo excesivamente triunfalista, que al principio eran pocos y ahora son cada vez más. Cabe decir, por otra parte, y tratando de hilvanar un juicio crítico a esta línea argumental, que también son cada vez más los jóvenes que se drogan, más las personas que mueren en accidentes automovilísticos y más fueron también las mujeres asesinadas durante el 2011 por motivos personales (cfr. “La Nación”, jueves 12 de enero de 2012, pág. 16). Y puedo estar seguro de que nadie en su sano juicio ve estos crecimientos o aumentos como un positivo signo de los tiempos o peor como tendencias que debieran admitirse.
  
Los crecimientos cuantitativos pueden indican todo, cualquier cosa y, en último análisis, nada. La curiosidad, se sabe, es una condición inseparable del hombre. Pero además de la curiosidad que acompaña a la admiración, como origen del filosofar, también tenemos una no desdeñable experiencia de “curiosidad malsana”, aquella que alcanza y traspone los límites del morbo estúpido. Esta curiosidad es el correlato del “afán de novedades” que igualmente retrata la condición humana.  Lo exótico, lo excéntrico, lo extraordinario siempre llamarán la atención del hombre. Sobre todo de aquel que, como hoy, vive más pendiente de novedades rutilantes que de verdades substantivas, las cuales no suelen cambiar permanentemente. En suma, el argumento “son cada vez más, luego, debiera aceptarse, promulgarse o legislarse”, si llegara el caso, es francamente ambiguo, sofístico o un suicidio colectivo.
  
Añadiendo una nota más que aclare los alcances de esta práctica creciente diría que no es difícil convencerse de que el hombre es capaz de acostumbrarse casi a cualquier cosa y, debilitadas sus fuerzas psicológicas y sus clarividencias morales, como hoy lo están, es pasible de ceder a cualquier capricho, moda, cambio de temporada, inclinación, tendencia, ocasión o tentación – si se acepta el término teológico-moral. Psicológicamente el hombre puede acostumbrarse al bien o al mal. El acostumbramiento a algo no prueba ninguna suerte de tendencia natural. Al contrario, y esta es mi tesis aquí, bien podría pensarse que el acostumbramiento a la desnudez propia y ajena guarda relación más bien con un relajamiento de los perfiles psicológico-morales de la identidad y de la intimidad personal y familiar.
  
¿ES NATURAL EL NATURISMO?
  
La segunda cuestión que ha llamado mi atención es el uso del término “naturismo” —las comillas son mías— que el autor de la nota emplea para describir el fenómeno del nudismo. La práctica del nudismo está asociada con el naturismo. En dos ocasiones, el término naturismo reemplaza a nudismo. Destácase, en primer lugar, el “aporte hecho por extranjeros que, cultores del naturismo en sus lugares de origen” eligen playas habilitadas para el nudismo (en Argentina y en Sudamérica) y, en segundo término, la referencia a Playa Escondida “única playa naturista del país”. Casi al final de la nota no es sorpresiva la mención del argumento “familiar”. “También se destaca la presencia de grupos familiares. Hay decenas de niños por la playa, a la vista de varias parejas que, desnudas o en topless, disfrutan del parador”, refiere el autor de la nota retomando la idea de José Escoriza, responsable de Playa Escondida, quien había elogiado que en un principio el nudismo estuviera asociado a la tranquilidad, la intimidad y la familiaridad. Por último, imposible es que en estos tiempos esté ausente la referencia a lo “gay friendly” que desde luego también caracteriza a Playa Escondida. ¡Y lo bueno que así parece que sea pues la amigable presencia de homosexuales de toda condición aporta una “importante cantidad de clientela local y del exterior”!
  
El naturismo mentado en la nota es el carácter natural de la desnudez. Los visitantes de Playa Escondida están acostumbrados a la desnudez y los cuerpos desnudos les parecen naturales. Aquí está la clave de todo el asunto. Es uno de los errores más terribles de la modernidad el haber puesto en el mismo plano de igualdad lo “espontáneo” con lo “natural”. Que es lo mismo que decir que los han extraviado. El habla, el lenguaje —por ejemplo— es natural en el hombre y es además espontáneo como indicativo de abierto, franco y exterior. Muy cierto es que el hombre además habla interiormente en el silencio de su conciencia. Y el silencio es un lenguaje. Proteger la intimidad física y aún espiritual es también natural pero desde luego que no es un acto humano que exija apertura y desinhibición. Al contrario, la reserva y el ocultamiento se compadecen perfectamente con el carácter natural de la intimidad. No debe confundirse, como suele hacerse, lo “íntimo” con lo “interno” y lo “público” con lo “externo”. Este falso principio es el que lleva a la conclusión errónea de que los cuerpos, en razón de que serían “externos”, puedan exhibirse sin inconveniente alguno.
  
Yo creo más bien que el naturismo referido en la nota es la “venta publicitaria” de la desnudez bajo el fementido argumento de que es natural hacerlo. Los que la practican no son portadores de ningún “prejuicio estético”, el único patrón normativo que parece preocupar. Menos preocupa el “efecto social”, vale decir el hecho de que haya niños en dicho espacio. Para nada está mal vista esta presencia. Al contrario, el argumento es que los grupos familiares y los niños hacen natural al naturismo nudista. Por tanto, no es que el nudismo contamine a los niños; al revés, es la presunta inocencia de los niños la que “legitima” la “bondad” o “naturalidad” del nudismo. Parece horrendo sostener esto pero es lo que, retorcidamente, está sugerido en la nota. Y la referencia a lo “gay friendly” cierra el círculo de la ideología naturista y lo refuerza. Nada de “patologizar” ni de “demonizar” a la homosexualidad, entiéndase. La equivalencia socio-lingüística entre “gay friend-ly” y “naturismo” consolida ambos tópicos mediante el sencillo expediente de naturalizar la homosexualidad y desdramatizar el nudismo. Natural sería la homosexualidad y los homosexuales; luego, perfectamente natural es la práctica del nudismo si esa “clientela” la sostiene. ¡Todos los cabos de la disolución cultural y moral que nos abruman están bien ensamblados aquí casi como quien no quisiera decirlo tan abiertamente!
  
Por otra parte, si fuera tan natural el nudismo no habría necesidad de practicarlo, es decir, de convertirlo en una suerte de ritual social. Como tampoco sería necesario buscar lugares ocultos, como Playa Escondida, para protegerlo de los fisgones. ¡Escondida es el nombre asignado para el nudismo naturista! ¡Vaya paradoja! Por fin, si el nudismo fuese tan natural no tendríamos necesidad de “definirlo” con una “palabra” específica. No andaríamos justificando lo bueno y “natural” que es ir al “deck” gastronómico a almorzar o merendar tan desnudos como se va a la playa. El darnos cuenta del “nudismo” y protegerlo con un sistema de palabras, sitios, lugares, tradiciones, números crecientes y otros recursos defensivos, nos pone en la segura pista de que no nació con el hombre sino que se trata de una deliberada y rigurosa “mise en scène”. El nudismo es la pretensión de artificiar la desnudez a expensas, precisamente, de desnaturalizarla.
  
LA MORAL DE LOS DESPREJUICIADOS
  
La tercera cuestión que me interesa examinar es el sistema moral de los nudistas. Si no andamos desnudos todo el tiempo y en todo lugar sería a causa de los represivos “prejuicios sociales” o “prejuicios religiosos” que anidan inconcientes en buena parte de la sociedad y resisten dicha práctica.
  
Pero si uno lee con cierta advertencia la nota se dará cuenta de que los prejuiciosos son ellos y que de ninguna manera han logrado superar algún tipo de prejuicio. En efecto, si ellos son tan desprejuiciados qué temor tan grande tienen a las “cámaras fotográficas o las filmadoras”.
  
El argumento decisivo en torno a un orden moral oscuro que parecieran atisbar —pero de cuya existencia no se dan cuenta— viene a continuación. “Los habitués saben muy bien cuándo un flash tiene que ver con el morbo”. ¡Increíble sentido moral! ¡Qué fantástica capacidad para discernir el bien y el mal en un dispositivo tecnológico como es una cámara fotográfica y más aún un flash! “Saber muy bien” es un juicio de lo concreto aquí y ahora bien desarrollado que, al parecer, los asiste. Y tan desarrollado está que no solo se presume el discernimiento de lo bueno y lo malo —“el morbo”— sino que concomitantemente edifica un sistema disciplinario que protege a los buenos y castiga a los malos. “Una advertencia”, primero y si “el mirón insiste”, lo ponen de patitas en la calle fuera del balneario. ¡Estos tipos serán nudistas pero tienen una moral de hierro! Distinguen en un flash el terrible mal moral del “morbo” y tampoco se andan con vueltas. Disciplina sólida mediante advertencias y expulsiones. Para los “mirones-unfriendly” ni el saludo, ni averiguar si en realidad tienen alguna otra intención que no saben, o no pueden, expresar paladinamente.
  
En conclusión, “nada nuevo bajo el sol” pues siempre las historias de desprejuiciados acaban de la misma manera, a saber, revelando prejuicios más tenaces y justificando y ejecutando prácticas penitenciarias para “separar” a los “malvados” de la comunidad de “elegidos”, que, conjeturamos, son ellos.  Aunque ellos no lo quieran decir demasiado.
   
Ernesto R. Alonso
  

martes, 24 de abril de 2012

Aniversarios


     
UNA TARDE DE ABRIL
  
  
La glorieta de Colón, en pleno paseo de la Castellana, constituye hoy uno de los centros neurálgicos de la capital madrileña. La densidad del tránsito y la construcción, relativamente reciente, de modernos edificios bancarios y comerciales han forzado a una realización de importantes obras urbanísticas que han transformado la perspectiva aristocrática de aquella zona, a la que prestaban peculiar perfil la estatua del Descubridor de América, el viejo palacio de los Medinaceli —convertido en el Centro Colón, sede de los negocios financieros y empresariales confiscados por el Estado a José María Ruiz Mateos, como muestra de prepotencia socialista— y la antigua Casa de la Moneda, derribada para convertir su solar en inmenso parque público y Centro Cultural de la Villa, dedicado a ensalzar la historia común de los pueblos hispánicos.
  
En la vecindad de ese eje urbano, enriquecido por la neoclásica factura arquitectónica de la Biblioteca Nacional y el Museo Arqueológico, nació al mundo, a las ocho menos cuarto de la tarde del día 24 de abril de 1903, José Antonio Primo de Rivera y Sáenz de Heredia, primogénito del entonces Teniente Coronel de Infantería don Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, y de doña Casilda Sáenz de Heredia y Suárez de Argudín.
  
Vivía el matrimonio en el piso bajo del número 22, hoy 24, de la calle de Génova, en un edificio sólido, cuyas ventanas se abren, en la fachada sur, a la silente quietud de los jardines de las Salesas Reales, convento transformado en sede de los Tribunales de Justicia, por cuyos pasillos pasearía años después su toga de abogado aquel niño que nacía. Un ángel tallado en piedra, de austera y estilizada traza, y una escueta inscripción en el chaflán que forma la casa entre las calles de Génova y García Gutiérrez, rememoran hoy la efeméride: “Aquí, en esta casa, nació José Antonio XXIV-IV-MXCIII”. Es autor del altorrelieve Fernando Chausa.
  
Felipe Ximénez de Sandoval, compañero de estudios de José Antonio y más tarde camarada en las tareas políticas, autor de la más apasionada biografía de José Antonio, describe con todo detalle su árbol genealógico, su estirpe militar y la nobleza de origen de las ramas paterna y materna, enraizadas ambas en tierras americanas, argentina la paterna y cubana la de la madre. Pero el trabajo de Ximénez de Sandoval queda corto si se compara con el realizado por el Instituto “Juan Manuel de Rosas”, de Investigaciones Históricas, radicado en Buenos Aires, en el que un equipo de investigadores, impulsados por el fervor hispánico de su Secretario General, Adolfo Muschietti Molina, han articulado los orígenes familiares de José Antonio, glosando su trabajo con aportaciones documentales valiosísimas y que, para curiosidad del lector, se incluyen íntegras en el apéndice final.
  
No es menester, sin embargo, poner énfasis particular en ello. Pero se reseña para que se puedan comprender mejor no sólo los ricos matices de la personalidad de José Antonio, sino también muchas de las  circunstancias y tensiones políticas producidas en su entorne, tanto durante su vida como a su muerte, así como el atractivo que ejerce entre la juventud hispanoamericana el valor y la sinceridad de su decisión revolucionaria, tanto más auténtica e irreversible cuanto más penosa y sacrificada resultaba la carga par aun hombre de su extracción social aristocrática.
  
“En la personalidad de José Antonio había una suerte de disociación sumamente curiosa y que le daba precisamente su sello y su originalidad. Él, por nacimiento, por educación y por ambiente, era un aristócrata, y dentro de ello pertenecía a la casta —dicho sea sin ningún sentido peyorativo— militar. Pero, en cambio, por formación, por talante y por inclinación natural pertenecía más bien al mundo de los idealistas, de los reformadores y del pensamiento más que de la acción. En este último sentido los hombres de izquierdas tuvieron en él gran influencia: un Ortega y Gasset, un Sánchez Román, los hermanos Machado, el doctor Marañón, Valle-Inclán, etcétera, aunque contrapesados más débilmente por un Maeztu o un Eugenio D'Ors. No hay que olvidar que la Falange nace rodeada de intelectuales y de poetas como Sánchez Mazas, como Eugenio Montes, como Ridruejo, como José María Alfaro y otros que no me vienen a la memoria. Para él la poesía era un integrante esencial de la acción política”
(Antonio Garrigues y Díaz-Cañabate: “Diálogos conmigo mismo”, páginas 40 y 41, Editorial Planeta, 1978).
  
Diecinueve días después, es decir, el 13 de mayo, José Antonio recibe las aguas bautismales en la barroca iglesia de Santa Bárbara, perteneciente al monasterio de las Salesas. Apadrinan al nuevo cristiano sus abuelos don Gregorio Sáenz de Heredia y doña Ángela Suárez de Argudín, ésta, en representación de doña Inés Orbaneja, la abuela paterna, ausente en Jerez, la tierra solar de la familia. Administra el sacramento bautismal el sacerdote don Vicente Casanova, quien impone al neófito los nombres de José, Antonio, María, Miguel y Gregorio, registrándose la partida bautismal en el Vicariato castrense, por ser el bautizado hijo de militar.
  

Antonio Gibello
(Tomado de su libro “José Antonio, ese desconocido”)

  
Nota: El trabajo sobre la genealogía de José Antonio, obra de nuestro querido camarada Adolfo Muschietti Molina, se puede ver en el final del libro de Gibello, como el primero de sus numerosos apéndices.
   

lunes, 23 de abril de 2012

Mirando pasar los hechos

VENENO  LETAL
         
          
ULTRA TOSIGOSO
         
Los malignantes insatisfechos con las harturas de la Década Inmunda, le han inventado a la viuda presidencial la forma de superar la ponzoña del arácnido homónimo. Para aniquilar los últimos vestigios de la Argentina católica, con un operativo que supera los escasos rudimentos jurídicos de la ejecutora y sus mentores; acusando en cambio un protagonismo escalofriante cada vez más nítido. Se trata ahora de algo semejante a envenenar todas las aguas de un pueblo.  Porque la reforma del Código Civil ya dispuesta —acaso indefectible— significa lisa y llanamente pervertir las normas jurídicas que regulan las relaciones generales y cotidianas de todas las personas, desde su nacimiento hasta la muerte. Aquello que constituye el Derecho común, comprendiendo principalísimamente las relaciones de familia provenientes del matrimonio.
             
Pero según se sabe, el bodrio  proyectado no sólo avanza sobre la célula de la sociedad. Sin detenerse recoge los peores  enfrentamientos audaces inventados contra la naturaleza creada por Dios. Por supuesto en un mar de contradicciones hipócritas, falsedades y confusiones propias de todos los  engendros del Padre de la Mentira.
                          
           
LIBRO CERRADO
     
Cabe señalar sin la menor exageración —y para bien de la sana respuesta— que  se trata de un mamarracho;  descubriendo a la par el triste nivel de la Suprema Justicia kirchnerista.  Extravagancia ridícula que no merece más que el rechazo a “libro cerrado” y la solemne recriminación por el ataque irreligioso que encubre la audaz invención.  Asimismo, ello señala la inconveniencia del diálogo que fatalmente  redundará  en la coparticipación de la maldad… cuando termine sancionada, con los retoques hipócritas de circunstancia. Sin inmiscuir en materia que supera al lego, cabe recordar aquella prudente recomendación de no dialogar con el demonio (o sus congéneres). Y con plena autoridad de la memoria fresca, también corresponde recordar las consecuencias de los intentos dialogantes. Principalmente con los “frutos” de  la Ley Nacional de Educación (laica  y promarxista) y de las congruas disposiciones a favor de la Educación Sexual (y respectivo manual pornográfico).
                                                       
       
PRECLARA ADVERTENCIA SECULAR
        
En apoyo de todo esto, puede servir lo expresado en un antiguo diario de Córdoba, al conmemorarse el cincuentenario del Código Civil actualmente en vigencia. Donde se consignaba la conspiración ya en marcha por entonces, que precisamente ahora quiere concretarse. Dice el ilustre cronista: “…Nuestro Código ha sido valla insalvable para los que buscan la disolución de la familia y la destrucción de la sociedad civil. Creemos en la necesidad de reforzar esas instituciones a fin de salvarlas de la tempestad que las azota” (“Cincuentenario del Código Civil – homenaje al doctor Vélez Sarsfield. Los Principios, 30 de Septiembre de 1919”).
     
Casimiro Conasco
Abril de 2012
    

domingo, 22 de abril de 2012

Llamado a la solidaridad

COMO SE PIDE
   
Estimado Director Profesor Antonio Caponnetto,
   
Últimamente en los medios de comunicación de nuestro país hemos visto noticias sobre familias destruidas por sectas y “gurús”. Hay muchos casos concretos de madres que han perdido completamente el contacto con sus hijos. Juan Contreras perdió a su hijo en la secta Fundación Hastinapura que nació en Argentina en 1981. Existen sectas como las del Maestro Mehir (conocido con el nombre de 'Gurú que Odia a las Mujeres'). Están también los padres del caso de la Sociedad de Estudios Antropológicos MIKAO USUI que se valen del Reiki, o los familiares de las víctimas de la Escuela de Yoga de Buenos Aires. Y está mi caso. Soy una madre viuda de 66 años que ha perdido el amor de su hijo Sebastián en manos de Cienciología ("Scientology"), secta que ha sido denunciada en muchos países; en Rusia prohibieron sus libros por ser extremistas y en Francia fue sencillamente prohibida por ser una 'secta destructiva de la personalidad'. Entonces, ¿qué pasa con nosotros acá en Argentina?
   
La “cienciología” fue importada a nuestro país hace pocos años y yo como muchas otras madres pagamos los resultados de la falta de protección de parte de nuestro gobierno, que nos abandona como víctimas de los delitos sectarios. El delito mayor no deja de ser la triste desgracia para una madre de perder a su hijo. Me lo secuestraron mental y físicamente. Si la muerte de un hijo es casi inimaginable, imagínense lo que es el sentir de una madre, cuyo hijo desaparece. No sabemos cómo ni donde está, si está vivo o muerto. Muy astutamente supieron desarrollar en mi hijo el "Síndrome de Estocolmo". Los psicólogos y psiquiatras en este país deberían especializarse en sectarismo para saber identificar y poder diagnosticar los trastornos mentales que desarrollan los adeptos de una secta. Al no especializarse en el fenómeno sectario ni siquiera saben identificar a una persona que ha sido captada por una secta. Como es habitual en estos casos, mi hijo ha sido desconectado del mundo no afín con la secta, sobre todo conmigo y su familia. Yo, sin apoyo ni protección enfrento el dolor y la tribulación por su pérdida; lo único que puedo hacer constantemente es expresar mi súplica y clamor de justicia. Mi corazón quebrantado gime de dolor y le exclama al mundo una amarga suplica de compasión, ¡Por favor, apiádense de mi corazón de madre; escuchen mi reclamo de justicia! Nadie sabe cómo se me parte el alma; lo terrible que es no saber nada de mi hijo.
     
Las sectas juegan con la mente de los adeptos. Así lo han hecho con mi hijo, Sebastián. Increíblemente le han hecho creer que deseamos su mal y que no nos debe escuchar ni hablar, pues “le odiamos”. Todo es un juego mental, así funciona el 'lavado de cerebro'. 'El fin justifica los medios' es el lema de las sectas, sobre lo cual quedan convencidos los adeptos, creyendo que su secta trae para el mundo la salvación. Pero el real objetivo de una secta es el de seguir ocultando sus crímenes a los mismos adeptos, para poderles utilizar como esclavos, sin derechos. Les enseñan a engañar y a mentir por el bien de la secta y del líder. Se valen de una falsa protección que disfraza su fuerte presión grupal intimidatoria, de castigos y del terrorismo, acompañados por la culpa inducida y mal intencionada.
       
La verdad es que nadie puede amar más a Sebastián de lo que le amo yo, sus hermanos y familia. Sin embargo, han logrado el que nos desprecie y odie, manipulado con las mentiras del captador. Nos han destruido la tranquilidad, la felicidad y el amor familiar. ¡Nada es lo mismo sin él! Su ausencia tan solo produce gran aflicción en mi hogar.
     
Mi clamor es el de una madre llena de dolor, que sabe lo que muchas familias, hijos y padres sufren. ¡Cuánto quisiera volver a abrazar a mi hijo! Y a la vez digo: ¡¿No hay nadie que me socorra ante esto?!
    
¡Perdí a mi hijo, desaparecido! Seguiré luchando por él. A las madres víctimas que estén leyendo este reclamo de justicia, si alguna lee mi súplica, apiádense de mí y apóyenme. Ustedes saben mejor que nadie lo que es perder un hijo. A pesar de la indiferencia de este gobierno, ayúdenme, no me abandonen en la desolación. Si alguien se apiada de mi lamento y por misericordia desea darme la mano y apoyarme, por favor no dejen de escribirme a buscoamihijo@shiftmail.com.
     
Eva Irma Rodríguez de Stinga
     
 

viernes, 20 de abril de 2012

Editorial del Nº 95

LA DESQUICIADA
   
   
Aumentan con el paso de las horas las pruebas del profundo desquicio personal y político en el que se encuentra sumida Cristina de Kirchner. Sus frecuentes apariciones retratan un rostro en creciente descomposición, una retórica cargada de idiotismos, risas necias emergiendo de su boca trastornada, y un llanto —ora fingido, ora real— que controla a voluntad según las convulsiones suscitadas en sus amaestrados auditorios.
  
Entre los gravísimos hechos protagonizados últimamente por la desquiciada, se cuenta primeramente su ataque ferocísimo a la institución familiar, mediante un proyecto de reformas legales elaborado en paridad de culpas con la gavilla que preside Lorenzetti. Horrible paso es la conculcación expresa del Orden Natural y del Sobrenatural. Condenable asimismo, y sin atenuantes, es que cada uno de los elementos constitutivos del hogar cristiano sean metódicamente despreciados. Y todo repudio es escaso ante el despliegue de un relativismo ético tan grotesco cuanto malévolo. Pero que a la par que tamaña ofensiva ejecutada contra el Decálogo, Cristina proclame vivir como católica, es mucho más que el desgozne de una trastornada. Es un acto calculadamente sacrílego, que de existir algún pastor másculo en estas costas, no debió quedar sin contundente sanción canónica.
  
Tenemos por segundo ejemplo del desquicio, lo sucedido alrededor del trigésimo aniversario de la Reconquista de las Malvinas. La presidenta coincide con los ingleses en afirmar que el dignísimo 2 de abril fue nada más que un atropello a la libertad de los kelpers. Coincide con la intelligentzia apátrida que dice cuestionarla, al descalificar la guerra justa y presentarla como un abuso dictatorial más a un puñado de chicos inexpertos. Y coincide con su inherente roñería moral al exhibir desenfrenadamente su rechazo por lo épico y lo castrense, manifestándolo con tonalidades ideológicas que delatan una marcada propensión por los relatos masónicos y marxistas. Como en el caso anterior, tampoco aquí lo más escandaloso es el agravio a la patria en sus gestas militares, sino que la fautora de tamaño mal insista en llamarse “presidenta malvinera”, sin que falten imbéciles que la tilden de nacionalista, en tono acusatorio. Bueno sería que no escasearan veteranos ni combatientes aunados en el propósito común de desenmascar para quién trabaja la fregona de Buckingham.
   
Sumemos de rondón un desvencije más de la desquiciada. Cual módica simona wiesenthal de las pampas no halló mejor idea que detectar un par de nazis en los medios que tiene por adversarios, sin querer advertir lo mucho que se le parecen. La explicación “científica” del sorprendente hallazgo la llevó a incursionar por los campos de la genética, descalificando a quienes se atrevieran a conjeturar que los mancebos de La Cámpora fueran portadores del mismo gen montoneril de sus padres. “Me sonó a Mengele”, confesó preocupada.
   
Lo insólito del desmadre mental no es tanto la búsqueda de cualquier argumento para defender a los muchachos onanistas / todos unidos triunfaremos, sino que no se tenga por mengeliana quien convirtió en política de Estado el vejatorio saqueo genético de dos jóvenes, sólo para saciar una venganza personal con un medio masivo. Sin contar sus declaraciones a favor del determinismo genetista, cuando el 22 de junio del 2011 inauguró un edificio anexo del Instituto Leloir, o su prólogo a un libro para niños del escritor brasilero Monteiro Lobato, tenido por racista en los mismos medios progresistas que le son rabiosamente afines.
  
Contra el desquicio no queda más antídoto que la recomposición del Orden. O más exactamente: la reimplantación del quicio. ¿Dónde hallar estos exponentes del Orden en una patria cuyas murallas han sido derrumbadas, comenzando por los contrafuertes de su templo mayor? La respuesta es simple y compleja a la vez, en quienes aún tengan la gracia de no estar ciegos, ni sordos ni mudos. Que los que vean señalen, que los que escuchen alerten, que los que puedan hablar se suban a los tejados. Tal vez, entonces, el Creador de todo Orden se apiade de nosotros y nos libre de la tiranía de los desquiciados.
   
Antonio Caponnetto