viernes, 30 de marzo de 2012

Mirando pasar los hechos

MEMORIA DISPAR
Y MARTIROLOGIO IMPAR
         
         
BAJA
     
El 24 de Marzo el diario “La Nación S.A” dio de baja a dos niños mártires en la sección Culto Católico. Hasta hace poco, aparecía allí la reseña biográfica de San Simeón de Trento y San Guillermo de Norwich, consignando  con pocas palabras una estremecedora crónica en el marco de conocidas circunstancias históricas. Por ejemplo decía la nota del 24 de Marzo de 1998, ahora a la vista: “Simeón era un niño de tres (3) años de edad y Guillermo, de doce años. Ambos fueron muertos por judíos fanáticos en Semana Santa. Simeón en Trento en 1475, y Guillermo de Norwich (Inglaterra) 300 años antes, en 1144”.
       
Es notable que según lo dicho esta referencia se ha borrado, coincidiendo con graves imputaciones propinadas desde las más altas esferas contra el periódico. Involucrándolo en actitudes antisemitas y filonazis a raíz de una crónica reciente, que mencionaba la ascendencia del nuevo viceministro de Economía.
       
ALTA
    
Resulta muy llamativo, que al contrario de la supresión de estos mártires cristianos, unos días antes —el 11 de Marzo— apareció en el mismo rotativo el martirologio de varios soldados judíos, afirmándose que fueron torturados moralmente por militares argentinos en la Guerra de las Malvinas. Un aporte del periodista Hernán Dobry en vísperas del 30° aniversario de la Reconquista de las Islas. Panegírico a su vez de aquellas víctimas, no exento de descripciones muy asquerosas en términos irreproducibles, aunque transcriptos literalmente. Todo capaz de desacreditar el empeño argentino y justificar la recuperación británica del archipiélago, enalteciéndola como una acción benéfica en resguardo de los Derechos Humanos.
      
COLOFÓN
   
Es muy llamativa también la desigual memoria histórica de rigurosa vigencia, en confirmación del Pensamiento Único imperante. Según se observa por ejemplo, cotejando estas cosas con lo ocurrido a aquel digno Obispo, execrado en todas partes y aquí expulsado del país. Finalmente condenado en cualquier lugar de Europa por “incitación al odio racial”; al no haber compartido la memoria dogmática de las Cámaras de Gas. En tanto, como se ve, son borrados de la memoria social, sin condignas repercusiones, los horribles crímenes contra dos niños cristianos martirizados por fanáticos hace siglos.
                       
Casimiro Conasco
Marzo de 2012
    

jueves, 29 de marzo de 2012

Aniversarios

NUEVO ANIVERSARIO DE LA
“DIVINI REDEMPTORIS”
  
   
Ante un nuevo aniversario de la Encíclica “Divini Redemptoris” del Papa Pío XI, signada en Roma, junto a San Pedro, en la fiesta de San José, Patrono de la Iglesia Universal, el 19 de marzo de 1937, año decimosexto del pontificado de aquel preclaro Pontífice, vemos que los males que se señalan allí están presentes en la sociedad de  hoy, y por lo tanto conviene recordarlos.
  
Baste señalar uno de sus párrafos en el que se describe el régimen de matrimonio y familia imperantes en la Rusia Soviética de entonces. Leamos lo que nos dice: “Al negar a la vida humana todo carácter sagrado y espiritual, esta doctrina convierte naturalmente el matrimonio y la familia en una institución meramente civil y convencional, nacida de un determinado sistema económico; niega la existencia de un vínculo matrimonial de naturaleza jurídico-moral que está por encima de la voluntad de los individuos y de la colectividad, y consiguientemente ,niega también su perpetua indisolubilidad. En particular, para el comunismo no existe vínculo alguno que ligue a la mujer con su familia y con su casa. Al proclamar el principio de la total emancipación de la mujer la separa de la vida doméstica y del cuidado de los hijos para arrastrarla a la vida pública y a la producción colectiva en las mismas condiciones que el hombre, poniendo en manos de la  colectividad el cuidado del hogar y de la prole; niegan,finalmente, a los padres el derecho  a la educación de los hijos ,porque este derecho es considerado como un derecho exclusivo de la comunidad, y sólo en su nombre y por mandato suyo lo pueden ejercer los padres” (cfr. Doctrina Pontificia II - Documentos políticos, Madrid, BAC, 1958, pág. 676).
    
Nos preguntamos ahora: ¿No vemos en estos días que vivimos la persistencia y aún el agravamiento de las ya graves tergiversaciones de instituciones fundamentales de la sociedad que aquel Pontífice, de feliz memoria, describía, contemplando el régimen soviético? Contemplamos una falsa y engañosa “reivindicación de los derechos de la mujer” frente a una presunta opresión masculina que tiene, según sus cultores, una evidente conexión con lucha de clases. El tan llevado y traído “machismo”, del lenguaje vulgar, se ha adueñado de muchas mentes y se lo lanza, como fácil arma arrojadiza contra cualquier intento de postergación, real o ficticia, de una mujer, no ciertamente para defenderla, sino para utilizarla como un elemento más de la dialéctica marxista. Además, ese  negar a la vida humana todo carácter sagrado y espiritual lleva de la mano a las políticas, perfectamente planificadas en todos los países, de promulgación de leyes que faciliten el aborto, encubierto tras el eufemismo de “liberación femenina”.
  
La propia Encíclica nos habla, en otro de sus capítulos, de la “propaganda que dispone de grandes medios económicos, de numerosas organizaciones, de congresos internacionales, de innumerables fuerzas excelentemente preparadas; propaganda que se hace a través de la prensa, de hojas sueltas, en el cinematógrafo y en el teatro, por la radio, en las escuelas y hasta en las universidades, y que penetra poco a poco en todos los medios sociales, incluso en los más sanos, sin que estos adviertan el veneno que está intoxicando a diario las mentes y los corazones” (ibidem, pág. 680).  Y si esto pudo hacerse en 1937,¡qué no podría hacerse hoy con medios mucho mas sofisticados de penetración de las mentes!
  
“Ideología de género”, “matrimonio” entre personas del mismo sexo con posibilidad de  adopción, etcéteras y mas etcéteras de inversión de las pautas culturales, nos dicen que, de la mano de Gramsci, se está pudriendo intencionalmente a las sociedades.  Bueno es recordarlo ante un nuevo aniversario de una Encíclica cuyas advertencias están, aunque parezca paradójico, más vigentes que en el año 1937.
   
Jorge P. Andregnette Capurro

miércoles, 28 de marzo de 2012

Memoria histórica

YA HEMOS PASAO
  
  
El martes 28 de marzo de 1939 las tropas de Espinosa de los Monteros entran en Madrid. La colosal noticia, a fuerza de soñada y esperada, casi parece que no impresiona, pero va calando en los más profundo de la conciencia española, única ya. Serrano Súñer trata de apuntarse a la gloria del día con un discurso que no consigue demasiada audiencia. Menos mal, porque su tesis aparente rezaba así: “El problema español ha sido resuelto por el Caudillo victorioso sólo y nada más que por las virtudes de la fuerza y el valor en los campos de batalla”.
  
Había mucho más detrás de la victoria, y Serrano lo sabía bien. El coronel Prada se presenta en el Clínico a la hora convenida, cuando ya, desde las once, ondeaba la bandera bicolor en Gobernación, seguida por otra en el Banco Urquijo y por centenares de enseñas más, confeccionadas nadie sabía cómo. Desde las nueve de la mañana camiones llenos de entusiastas anticipaban la alegre entrada de la tropa, que se produce por la calle de Cea Bermúdez (Losas) y por el puente de Toledo (Ríos Capapé). Los refugiados de las embajadas hacen una salida indescriptible; los de Noruega ocupan el Ministerio de Hacienda. Ríos Capapé habla por Unión Radio poco después de la una: “Españoles: Madrid ya es de Franco”.
  
Los cuerpos de ejército que rompieron en Toledo llegan a la línea Aranjuez-Tembleque-Orgaz; las divisiones serranas toman El Escorial, Villalba y Buitrago; Levante avanza por su “zona interna”; Urgel venga la derrota de Brihuega; Aragón ocupa Cifuentes, Galicia tantea el litoral. El ejército del Sur rebasa Marmolejo y Andújar; Ciudad Real pide por teléfono que se acelere el avance, como Cuenca; el jefe del XXIII cuerpo republicano rinde personalmente las líneas frente a Granada. El almirante Moreu se hace cargo, en Bizerta, de la flota internada. La multitud burgalesa se vuelca ante el palacio de la Isla;  Franco no puede saludarles, afectado de fortísima gripe.
  
Antes de embarcarse en el Galatea, el jefe del G.E.R.C., Matellana, envía la última orden del Ejército Popular, dirigida a sus enemigos. “Jefe estado mayor Grupo Ejércitos a autoridades nacionales, Madrid. En este momento abandona España Consejo Defensa. El general Matellana, jefe del Grupo de Ejércitos, se pone a las órdenes del Generalísimo para la entrega total de la zona roja. Espero instrucciones”.
  
Las instrucciones eran que el Consejo de Defensa y sus colaboradores se esfumasen, como hicieron. En Murcia, los 1.048 náufragos supervivientes del Castillo de Olite, a las órdenes del comandante López Canti, se hacen con el control de la ciudad y ocupan la base de Cartagena. El ejército del Centor consuma la ocupación, muy cautelosa, de los alrededores de Madrid, y llega a su objetivo de Tarancón. El C.T.V. destaca espectacularmente varios grupos que ocupan Guadalajara (el viejo y sangriento sueño), Cuenca, Motilla y Albacete; todas las carreteras y vías férreas radiales parecen italianas.
  
En Levante, Galicia ocupa Sagunto; Castilla, Segorbe; Aragón, Sacedón, para enlazar en Cuenca con el C.T.V.; Urgel, Alcalá, tras enlazar con el mismo C.T.V. en Guadalajara. Yagüe llega hasta Ciudad Real; Andalucía acampa en Bailén; Córdoba en Jaén. Almería responde con novecientos ochenta y seis días de retraso a los apremiantes radios de Franco el 19 de julio; se declara “a las órdenes del Caudillo”. Franco accede a los ruegos de la Marina, que ocupa la ciudad desde el puerto a primera hora de la tarde. Todas las ciudades que se sublevan antes de la llegada de las tropas piden directa y nominalmente instrucciones a Franco, en Burgos.
  
En Madrid han salido los dos diarios católicos, El Debate (por primera y última vez) y el Ya. El primer número del ABC recuperado lleva una invocación a Franco en su portada blanquinegra.
  
Ricardo de la Cierva
(Tomado de su obra “Francisco Franco, un siglo de España”)
  

lunes, 26 de marzo de 2012

Como se pide


MISA POR LOS CINCUENTA AÑOS DEL FALLECIMIENTO DE HUGO WAST
   
Estimados amigos del Instituto Hugo Wast:
   
Con motivo del 50° aniversario de la muerte de Gustavo Martínez Zuviría Su Excelencia Reverendísima, Monseñor Antonio Baseotto, ex obispo de Añatuya, celebrará una Misa por su alma en el rito extraordinario (Misa de San Pío V o Tridentina) con Coro Gregoriano, el 28 de marzo a las 20:00 en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen ubicada en la calle Rodriguez Peña 840 de la Capital Federal a la que todos ustedes están cordialmente invitados.
  
Cincuenta años han transcurrido desde que Hugo Wast traspasara las puertas de la muerte a la vida y a pesar de la persecución ensañada de la que ha sido víctima por todos los principados, autoridades, poderes y dominios enemigos de la Cruz que se han ido enseñoreando en el mundo su obra y memoria perduran frescas y vitales para consternación de estos. Su amor a la Argentina, a sus tradiciones, a su pueblo y a la fe católica que enraizó en nuestra nación para permanecer han quedado reflejados en su labor literaria y en su acción como hombre público. Hoy podemos decir con serenidad y entusiasmo que su rico legado está vivo y pronto para ser descubierto por aquellos que no lo han conocido.
  
Por último una breve reflexión: hace unos meses el nombre de Gustavo Martínez Zuviría fue arrancado de la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional, Sala que él fundara, en un acto arbitrario y sectario en continuidad con la persecución a la que es sometido sin embargo hoy podemos anunciarles con satisfacción que sus obras completas, enriquecidas con sus últimos libros, entre estos uno póstumo, están siendo reeditadas y prontamente serán presentadas al público que con persistencia viene pidiéndolo desde hace muchos años y desde distintos países.
    
Extraños los caminos del Señor que prueba a los suyos, pero no los abandona. En su oportunidad les informaremos detalladamente sobre esto.
   
Reciban nuestro saludo en Cristo y María.
      
INSTITUTO HUGO WAST
        

domingo, 25 de marzo de 2012

Meditaciones de Pasión

DOMINGO DE PASIÓN


Decía Jesús a los judíos: ¿Quién de vosotros me argüirá de pecado? Si os digo la verdad, ¿por qué no me creéis? El que es de Dios, oye las palabras de Dios. Por eso vosotros no las oís, porque no sois de Dios.
Los judíos respondieron, y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros que tú eres samaritano, y que estás endemoniado?
Jesús respondió: Yo no tengo demonio, mas honro a mi Padre, y vosotros me habéis deshonrado. Y yo no busco mi gloria, hay quien la busque y juzgue. En verdad, en verdad os digo, que el que guardare mi palabra no verá la muerte para siempre.
Los judíos le dijeron: Ahora conocemos que tienes al demonio. Abraham murió y los profetas: y tú dices: el que guardare mi palabra, no gustará la muerte para siempre. ¿Por ventura eres tú mayor que nuestro padre Abraham, el cual murió, y los profetas, que también murieron? ¿Quién te haces a ti mismo?
Jesús les respondió: Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es; mi Padre es el que me glorifica, el que vosotros decís que es vuestro Dios, y no le conocéis, mas yo le conozco; y si dijere que no le conozco, sería mentiroso como vosotros. Mas le conozco y guardo su palabra. Abraham, vuestro Padre, deseó con ansia ver mi día: le vio y se gozó.
Y los judíos le dijeron: ¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abraham?
Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo, que antes que Abraham fuese, yo soy.
Tomaron entonces piedras para tirárselas; mas Jesús se escondió y salió del templo.

Ningún día del año recibe el cristiano impresión más profunda, al entrar en el templo, que el Domingo de Pasión.

El altar aparece cubierto con velos morados, la Cruz y las imágenes de los Santos esconden sus rostros a las miradas del público... La Iglesia viste de luto; se dispone a llorar la muerte del Amado...

El fiel conocedor de la Liturgia advierte aún algo más: nota que se suprime el Gloria Patri... Es que el luto es tan riguroso, que prohíbe cualquier muestra de regocijo.

La Santa Iglesia dedica las dos semanas que nos separan de Pascua a la conmemoración de los dolores del Redentor.

Ella no quiere que sus hijos lleguen al día de la inmolación del Cordero divino, sin haber preparado sus almas por la compasión por el sufrimiento que tuvo que soportar en su lugar.

El tono de las oraciones, la elección de las lecturas, el significado de todas las santas fórmulas nos advierten que la Pasión de Cristo constituye, a partir de hoy, el pensamiento único de la Iglesia.

Desde hace tiempo el alegre Aleluya fue desterrado de sus canciones, y se elimina desde ahora la exclamación del Gloria dedicada a la adorable Trinidad. A menos que se celebre la memoria de algún Santo, ya no se dice en la primera parte de la Misa, y pronto se suprimirá por completo.

Cuando llegue el Viernes Santo, se cubrirá de color negro, como los que lloran la muerte de un ser querido, pues su Esposo murió realmente ese día. Los pecados de los hombres y los rigores de la justicia divina han caído sobre Él, y entregó su alma a su Padre, en los horrores de la agonía.

En la expectativa de esta hora terrible, la Santa Iglesia manifiesta sus dolorosos presagios velando por anticipación la imagen de su divino Esposo. La Cruz deja de estar a la vista de los fieles. Las imágenes de los Santos ya no son visibles; es lógico que la imagen del siervo se esfume cuando la gloria del Señor se eclipsa…

Los intérpretes de la Sagrada Liturgia nos enseñan que esta costumbre austera de velar la Cruz en el momento de la Pasión expresa la humillación del Redentor, reducido a la clandestinidad para evitar ser apedreado por los judíos, como leemos en el Evangelio: mas Jesús se escondió y salió del templo...

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La Sagrada Liturgia está llena de misterios en estos días en que la Iglesia celebra acontecimientos tan maravillosos.

Tres temas eran de interés especial para la Iglesia durante la Cuaresma: la Pasión del Redentor; la preparación de los catecúmenos para el Bautismo que debe conferirse en la Vigilia de Pascua; la reconciliación de los penitentes públicos, a los cuales la Iglesia volvía a abrir su seno el Jueves de la Cena del Señor.

Cada día que pasaba, hacía más vivos estas tres preocupaciones de la Santa Iglesia. Pero, una vez que lloró por los pecados de sus hijos, ahora llora enlutada por la muerte de su Esposo celestial.

El título de este Domingo expresa ya que hemos entrado en un nuevo estadio en el período de preparación a la Pascua.

Este domingo se llama Domingo de Pasión, porque la Iglesia comienza a centrarse específicamente en los sufrimientos del Redentor.

También es llamado Judica me, por las primeras palabras del Introito de la Misa, palabras del Salmo que se suprime en las oraciones al pie del altar.

Finalmente, se le da el nombre de Domingo de la Nueva Luna o Novilunio, por caer siempre después de la Luna Nueva que servirá para determinar la Fiesta de Pascua, primer Domingo después de la Luna Llena posterior al 21 de marzo.

Tiempo de Pasión se llama, y comprende dos semanas.

La primera está dedicada a meditar la Pasión interna de Jesús, que tiene por verdugo principal la inquina de los judíos; por eso todas las Misas de esta semana, menos la del jueves, nos hablan del odio del judaísmo oficial contra el Redentor.

Al entrar en la segunda semana de Pasión, Semana Santa, la Liturgia expondrá a nuestra consideración el cuadro de la Pasión externa del Divino Maestro.

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Para abrir la serie de meditaciones de este Santo Tiempo, la Iglesia nos presenta en el Evangelio un cuadro de dolor, una imagen del Divino Paciente.

Contemplemos atentamente. Veamos a Jesús insultado por la canalla judía como samaritano y endemoniado; considerémoslo, además, hecho objeto de la ira popular, la cual estalla en un tumulto, que hubiera acabado con la vida del Salvador, de no haberlo amparado su divinidad.

Leemos en el Evangelio que el Hijo de Dios estaba a punto de ser lapidado como blasfemo, pero su hora no había llegado todavía. Tuvo que huir y esconderse…

Es para tratar de expresarnos esta humillación sin precedentes del Hijo de Dios que la Iglesia ha cubierto la Cruz. ¡Un Dios que se oculta para evitar la ira de los hombres! ¡Qué cambio terrible!

Jesús se esconde... ¿Es debilidad… miedo a la muerte…? Pensarlo sería una blasfemia. Y pronto lo veremos salir al cruce de sus enemigos y enfrentarlos.

En este momento, evade la rabia de los judíos porque todo lo que se predijo de Él aún no se ha cumplido todavía.

Además, no será bajo los golpes de las piedras que debe expirar, sino sobre el Árbol de la maldición, que luego se convertirá en el Árbol de la Vida.

Humillémonos viendo al Creador del Cielo y de la tierra obligado a evadir la mirada de los hombres, para escapar de su furia.

Pensemos en aquel día triste del primer crimen, cuando Adán y Eva, culpables, se ocultaron también, porque se sentían desnudos...

Jesús vino para asegurar el perdón; y ahora se esconde, no porque esté desnudo, sino porque se ha hecho débil para darnos fortaleza.

Nuestros primeros padres estaban tratando de escapar de la mirada de Dios…

Jesús se oculta a los ojos humanos, pero no siempre será así. El día llegará en que los pecadores, a los que parece hoy velarse, implorarán a las rocas y a las montañas, pidiendo que caigan sobre ellos y los escondan de la vista del Juez; pero su deseo será estéril, y ellos verán al Hijo del hombre sentado sobre las nubes del cielo, en majestad poderosa y soberana.

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La historia de la Pasión del Hijo de Dios nos dará más de una lección sobre los tristes secretos del corazón humano y sus bajas pasiones. No podía ser de otra manera, porque lo que sucede en Jerusalén, se renueva en el corazón del hombre pecador.

Este corazón es un Calvario en el que, según las palabras del Apóstol, Jesucristo es crucificado con renovada frecuencia. Incluso la ingratitud, incluso la ceguera, incluso la rabia..., con la diferencia de que el pecador, cuando es iluminado por la luz de la fe, sabe que lo crucifica nuevamente...

Enfervorizado nuestro espíritu con estas consideraciones, despertemos ante todo vivos sentimientos de tierna compasión hacia Jesús, nuestro Dios, que se dispone ya a cargar con la cruz de nuestros pecados.

Luego, admiremos la mansedumbre sin nombre del Señor. Parece insensible a los insultos.

Lo motejan de Samaritano, agravio el más injurioso que podía dirigirse a un judío, y ni siquiera se da por aludido.

Sólo vuelve por su honra frente a los que le decían endemoniado, porque este insulto iba directamente contra la obra mesiánica que el Padre le encomendara.

Bien pudo decir sin escrúpulo: Yo no busco mi gloria.

¡Cuán diferente es nuestra conducta de la del Salvador! Aprendamos a perdonar las injurias.

En tercer lugar, consideremos que las blasfemias que brotaron este día de los labios judíos, son muy contadas en comparación de las que el mundo arroja hoy al rostro de Cristo a todas horas.

¿Acaso no hemos contribuido con nuestros pecados a esa cruz de agravios, que vienen a estallar en el Corazón de Jesús? Por ellos quiso purgar ya el Señor entonces.

Doblemos, pues, las rodillas en desagravio de nuestras ofensas, y con verdaderas muestras de contrición, pronunciemos con humildad las palabras del publicano: Apiádate, Señor, de mí, que soy un pobre pecador.

Finalmente, dirijamos a nosotros la siguiente pregunta: ¿Qué hubiera hecho yo de estar presente en aquella terrible escena? ¿No hubiese salido al momento en defensa del Señor? El corazón salta de puro contento y emoción al imaginarnos entre los que escucharon las palabras del Salvador, y le asegura mil veces que ciertamente hubiera salido por sus derechos.

Pues bien, eso que tanto anhelamos, nos es dado hacer aún ahora. Podemos reparar con nuestros sacrificios las ofensas dirigidas a nuestro Salvador.

Por medio de fervientes actos de amor podemos detener dichos insultos, evitando a Jesús tamaño dolor.

Siendo, pues, esto así, ¿dejarás a Jesús solo en medio de tanto enemigo? No espera seguramente tu amable Salvador tamaña inconsideración del que se llama su amigo. Acredita este título, y consuela al Divino paciente con un fervoroso coloquio y la práctica de las virtudes.

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Ambientémonos debidamente. Vivamos estos días de las serias y profundas realidades que la Liturgia nos ofrece.

No perdamos de vista a Jesús paciente. Tratemos de penetrar en el secreto de su Alma, de adivinar sus sufrimientos. Formemos el cortejo de sus íntimos.

Vayamos también nosotros y muramos con Él. Estas palabras del Apóstol Santo Tomás pueden y deben servirnos de lema para las dos semanas que comenzamos.

La Iglesia se ha cubierto con el velo de la viudez, ¿y tú te atreverás a reír con el mundo?

La Iglesia tiene el pensamiento puesto en el martirio de su Esposo, ¿y tú andarás distraído y ocupado en cosas vanas?

La Iglesia sube con Jesús la penosa cuesta del Calvario, ¿y tú mirarás con indiferencia esa escena de dolor, sin dignarte tomar la cruz con tu Señor?

Que no se diga de ti tal bajeza.

Agota más bien las posibilidades de santificación que te ofrece la Liturgia.

Examina cómo andan los ejercicios de piedad y penitencia con que comenzaste la Cuaresma.

No te canses de escuchar este consejo: el espíritu está pronto, mas la carne es tan flaca...

Si te hubieses entibiado, cuida de renovar tu primitivo fervor, conforme a la invitación que te dirige la Iglesia en los Maitines: Hoy, si oyereis la voz de Dios, no queráis endurecer vuestros corazones.

Esta buena Madre, a fin de animarnos más y más a llevar a buen término la ascensión del monte santo, nos recuerda además con toda solemnidad, que no quedan más que catorce días hasta la gran fiesta ida Pascua.

¡Qué contentos recibiremos ese día, si hemos sido fieles en acompañar a Jesús hasta la cumbre del Calvario!

Si así lo haces, te será concedido participar de la alegría de la Resurrección de Cristo, y podrás entonar de hecho y con derecho el Aleluya pascual.

Pues bien, si el fin te entusiasma, pon en práctica los medios que al mismo conducen; forma serios propósitos para estas dos semanas.

¡Adelante! ¡Emprende con nuevos bríos la ascensión al collado de la mirra!

Vayamos también nosotros con Jesús y muramos con Él, si es que con Él queremos resucitar...

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Pensamiento para la Comunión: Este es el Cuerpo que por vosotros será entregado...

Con gran tino presenta hoy la Iglesia la Eucaristía como memorial de la Pasión. Cuantas veces recibas este Sacramento en estos días, recuerda, alma cristiana, que se renueva aquel acto augusto de la noche del Jueves Santo, y que la Hostia que se te ofrece, es un despojo divino del Sacrificio de la Cruz perpetuado en los altares.

¡Qué sentimientos tan tiernos despertará en ti esta consideración!

Atiéndenos y defiéndenos con perpetuos auxilios, oh Señor Santísimo, Padre Todopoderoso, Dios eterno; Tú que pusiste la salvación del género humano en el Árbol de la Cruz, para que de donde salió la muerte, de ahí renaciese la vida, y el que en un árbol venció, en un árbol fuese vencido, por Cristo nuestro Señor. Amén.

sábado, 24 de marzo de 2012

Ante otro 24 de marzo

SEGUIR COMBATIENDO
TODAS LAS FORMAS
DEL TERRORISMO
  
  
El Proceso de Reorganización —es decir, el último gobierno militar— agobiado por sus errores, vicios y aun perversiones, presenta, sin embargo, un muy sólido acierto de fondo, esencial y de raíz, el de haber combatido y derrotado a la subversión en su expresión armada. Esta guerra, que duró varios años si es que ha concluido en realidad, es capaz de legitimar una gestión signada por el fracaso.
  
La gran trampa y el feroz engaño —de todos los que acumulan— los gobiernos de la democracia consisten en suponer y en hacer suponer que esa guerra contra la subversión terminó y que es inmoral y reaccionario reivindicarla, continuarla, o, tan siquiera, recordarla. Esta negación de la realidad es, quizá, el triunfo postrero de la subversión porque así desarticula la visión que la sociedad argentina tiene de ese pasado inmediato y vívido al que se le procura desfigurar llevándola a odiar a los que vencieron en su nombre y provecho, a sus defensores. Este tremendo escándalo de ingratitud a que es empujado el pueblo —a que es condenado— es una inmoralidad en sí mismo pero, sobre todo, es el método más directo para ahogarlo en la indefensión. Se le hace olvidar su vida cercana, se le fuerza a creer que el terrorismo es pasado cuando aun es presente; en una palabra, se le confunde con respecto a la entidad y envergadura del enemigo verdadero. Un pueblo así ya está condenado si no reacciona a tiempo y si no convoca a sus mejores energías y reservas intelectuales y morales.
  
Si en la década del '70 la propuesta de la izquierda fue el terror —el terror como forjador de espíritu, como forma de pensamiento, como método de convivencia política, como génesis de la legitimidad— en la del '80 es la pornografía; la pornografía es muchísimo más que un divertimento o una explosión de la concupiscencia: es el triunfo cotidiano y repetido de la antinaturaleza, es la imposición de una cruel civilización que, en nombre de la libertad y en ejercicio de los Derechos Humanos, sumerge a cada uno de nosotros en el desorden, en su propia negación y cierra el camino de la virtud. Es decir, conculca la práctica concreta de la libertad. Y he aquí, entonces, el punto de coincidencia de los dos ataques más radicalizados que se vienen operando desde hace casi veinte años; este punto común es el odio y la agresión al orden. No es preciso que destaquemos que aquí utilizamos la expresión “pornografía” en un sentido lato y elástico, comprensivo de una nueva “ética” tanto como de un instrumento de destrucción de una sociedad antigua como de reconstrucción de una sociedad revolucionaria.
  
Hay una “pedagogía de la perversión”, como dice Augusto del Noce, una pervertida “erotización” de la sociedad y de las estructuras humanas que desfigura raigalmente a la criatura y que marca el cambio, la decadencia o la disolución de las naciones. El propio Lenín —al que hay que recurrir cada vez que se quiera comprender lo que pasa en Occidente y, en especial, lo que nos está ocurriendo a nosotros— dijo con su alta calidad de maestro del nihilismo: “Cuando queramos destruir una nación, lo primero que hemos de destruir es su moral”. Y agregó: “Es entonces cuando esa nación nos caerá en el regazo como un fruto maduro”. Ya esa sexualidad desatada, generalizada, indiscutida, no se presenta —cuando lo hace es solo aisladamente— bajo un aspecto místico, como una forma de absurda religión. En las socialdemocracias modernas se muestra y se pretende o bien ser una expresión de libertad o de ciencia; la pedagogía, la antropología, la psicología, la sociología y hasta la medicina —por supuesto, el arte— todos se han doblegado a la Revolución que, desde afuera y desde arriba, cerca a la patria. Estos son los nombres del terrorismo que en los años '70 se llamaba muerte y ahora, en los '80, putrefacción.
  
El terrorismo, en cualesquiera de sus formulaciones, destruye; pero destruye de un modo especial, destruye lo esencial y golpea en lo esencial: desnaturaliza la naturaleza, desordena el orden, deshumaniza al hombre, izquierdiza los sentimientos, modifica la substancia, cambia los puntos de referencia. No se puede vivir en el terror; el que acepta el terror ya está entregado, es decir vencido porque va camino de dejar de ser; el ser humano pierde su dignidad de hijo de Dios cuando acepta su animalización como un proceso necesario. En definitiva, el terror cuando trastrueca la realidad —el placer es un derecho, el deber es una alienación, el sexo es la libertad, lo obligatorio es lo subjetivo, la verdad es la experiencia— trastrueca al hombre mismo. Este fenómeno revolucionario —iniciado por los Santucho y los Firmenich sostenidos por Fidel Castro— se continúa ahora bajo otras formas, con otros métodos, inspirados por Gramsci y, además, no contra sino desde el poder. Todo sigue, por lo tanto, igual. La situación no ha cambiado porque el enemigo tampoco ha cambiado; si se quiere, todo es más grave porque es mas imperceptible aunque más profundo y desaforado. El terrorismo sigue estando entre nosotros.
  
Pero el cuerpo social, por la índole misma del renovado ataque, se encuentra más debilitado y confuso que nunca. La función de las Fuerzas Armadas, en este momento, en esta trágica actualidad, no ha variado: si el resto de los estamentos nacionales está indefenso o contaminado, se exige el rechazo del ataque y la recuperación de lo perdido. Continuar la represión, sin complejos de ninguna clase y con la más plena claridad de miras y de objetivos, mejor que antes, con la libertad de los combatientes de la buena causa, ésta es la misión que hoy se le requiere a las Fuerzas Armadas. Para lo cual deben, antes que nada, superar su aislamiento, un aislamiento exterior —tendido por la izquierda cultural— e interior —elaborado por la neoética de los Derechos Humanos. La Guerra Antisubversiva es tan legítima como necesaria, tan indispensable como impostergable, por lo que debe actualizarse volviéndose global —como tal vez no lo fue antes— y deberá acudir a todos los frentes desde los que se la requiera. El terrorismo —que es el arte de aniquilar— es uno solo, ya sea con una metralleta que mata, con una imagen que corrompe o con una ciencia que engaña.
  
Nota: Este Editorial, que pareciera haber sido escrito hace instantes,
fue publicado en 1987, en “Cabildo” Nº 113, segunda época, año XI.
     
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viernes, 23 de marzo de 2012

Mirando pasar los hechos


“LA NAZIÓN”

INSÓLITO
    
Algo inimaginable ha ocurrido en estos días: una impresionante censura. La Presidenta y el Viceministro de Economía han involucrado al diario “La Nación” en la lobreguez del antisemitismo. Es de suponer su repercusión en los ámbitos más conspicuos de la comunidad, excitado el ánimo con la alerta disparada desde el más alto nivel del Estado. Todo con la constancia patente en las páginas del influyente matutino, de la supuesta ascendencia rabínica del joven funcionario provisto por La Cámpora; para colmo marxista.

MUY NAZI
   
En mayor gravedad, el precoz economista supo subrayar que los artículos periodísticos censurados por la Presidenta “han logrado el efecto de que alguien piense que este gobierno está lleno de judíos”… y tradujo la conjura con un ejemplo imaginario: “¡Qué podemos decir de este pibe? Poné que es judío… Es muy nazi el asunto”. Con ello “gracias al pibe”, en los medios comunitarios pueden celebrar que se sale al paso de la discriminación racista, ya operada contra esforzados elencos. Frente a la militancia de la Presidenta, del Canciller, la Vicepresidenta del Senado, Gobernadores, legisladores y tantas otras eméritas figuras del gobierno. Por otro lado se ratifican las sospechas de fobia nativa; disimulada incluso en el matutino con fervorosas demostraciones, ya sea difundiendo la peligrosidad de Irán o traduciendo su espasmo antifascista en editoriales, lucubraciones o investigaciones. También con selectas recensiones, como la apología abortista del célebre autor de “La gesta del marrano”, en inmediato apoyo al fallo de la Corte Suprema del régimen.
   
EPÍTETOS
   
Lo cierto —pueden afirmar los más sensibilizados— es que todo se suma a la corriente utilización del adjetivo “paisano” y el atrevimiento de llamar “judíos”… nada menos que a los judíos. Confirmando el contagio social ya patente en el célebre peritaje antisemita, que calificó como implosión el siniestro de la Embajada. O el insulto de aquel animador parlanchín, al pronunciar con acento característico el apellido real de un importante comentarista de la comunidad, con seudónimo inspirado en dos calles de Belgrano. O peor aún, el tropiezo hace diez años,  de aquel jefe militar que en una carta al entonces periodista y actual canciller de la Argentina, mencionó a “El mercader de Venecia”. Famosa obra de Shakespeare, calificada antisemita por la DAIA en su protesta por la enormidad de citarla.  Cabe recodar que “La Nación S.A” en su conocida línea resaltó debidamente el episodio. Pero no es descartable aunque sí explicable, que frente a lo ahora ocurrido algunos la sigan apodando “La Nazión”…
   
AUDACIA ABORTISTA
  
Con singular audacia, Marcos Aguinis ha publicado en “La Nación” (del 20 de marzo) su apoyo decidido al aborto, en consonancia con el reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Lo hace aderezando recortes bíblicos y alegando una desconcertante simpatía por la Iglesia Católica (sin abstenerse de barajar figuras pontificias en el empeño). En verdad no vale la pena contestar una por una las osadías y despropósitos del novelista. Bastaría reparar en su rechazo de las “sangrientas cruzadas” (sic), frente a la obvia aceptación de los abortos sangrientos. Ya se sabe que Aguinis es enemigo declarado de Nuestro Señor Jesucristo y de la doctrina eclesiástica; como lo demostraran sus blasfemias públicas —también asentadas en el mismo diario— al amparo de la impunidad de la moderna apostasía. En cambio viene al caso una reflexión moral e histórica. Con reincidencia en sus deslizamientos blasfemos, el publicista ha osado preguntar: “¿quién es el asesino de los abortos espontáneos? ¿Dios? ¿Por qué esa ‘vida inocente´ en el vientre materno no es protegida por el Señor Omnipotente?”… Justificando así y resaltando del modo más rotundo la verdad sobre la Inquisición “delirante”, como él califica al Santo Oficio. En cuya antigua vigencia —incluso ateniéndonos a sus propios delirios de “La gesta del marrano”— no se hubiera animado a proferir semejante torpeza por estos pagos. Por ello de rebote, cabría ahora agradecerle en precio de la Verdad, también histórica, refractada paradójicamente en su extravío abortista.
     
Casimiro Conasco
Marzo de 2012
     

jueves, 22 de marzo de 2012

Actualidad

EL ABORTO DE AGUINIS
  
        
El martes 20 de marzo, desde las páginas de “La Nación”, el conocido trapisondista que responde al nombre de Marcos Aguinis salió a defender el reciente fallo abortero de la Corte Suprema, mediante un suelto al que tituló “El aliento de vida”; pero que por mejor nombre debió llamarse “Asnología”, e integrar el inquietante repertorio de burradas insignes que bajo tal nombre ha recopilado José Antonio García Ramos.
        
Varios roznidos aporta el autor a la causa homicida de la Corte, sorprendiendo el primero por su craso determinismo y fatalismo atroz. En efecto —escribe el rucho— si la niña de quince años eximida de toda culpa por eliminar a su bebé no lo hubiera hecho, “esa madre no sería una madre normal y feliz, ese niño no sería una persona equilibrada”.
        
Cómo ha llegado Aguinis a profetizar ineluctables e irrevocables desdichas, es un secreto que albergará su diván. Cómo se le restituye la felicidad y la normalidad a una mujer que ha matado a un hijo inocente, tampoco se explica. De cuño espartano, en cambio, es su opción por una persona asesinada antes que desequilibrada o enferma. Tal vez ronde próxima la DAIA con su medidor infalible de deslices discriminatorios, para sentenciar si el jumento ha incurrido en tan fatales conductas.
        
Pero esta fiesta de Crimen Para Todos, que acaba de organizar la gavilla de Lorenzetti —fiel al modelo nacional y popular— ha resultado empañada una vez más, según Aguinis, por “el dogma de la más importante vertiente del cristianismo, que es la Iglesia Católica”, la cual insiste en condenar tan inocuas prácticas restituidoras de la felicidad y la normalidad a las mujeres.
        
No obstante, y para que nadie lo suponga preñado de animadversión hacia la Iglesia, nuestro garañón confiesa sus simpatías por la misma desde los tiempos en que tomaba “vino del Rhin” en un restaurante de Friburgo, atendido por “monjas simpáticas y al que concurrían muchos sacerdotes”. Por boca de ellos se enteró “sobre los preparativos del Concilio Ecuménico II” [sic], y también por ellos asistió  invitado “a ceremonias ecuménicas con protestantes, griegos ortodoxos y judíos, cosa imposible de imaginar en la Argentina de entonces”.
           
Así, místicamente, entre los brebajes y las comilonas en el Albertus Burse, rodeado de pretes conciliares y de rituales sincretistas, Aguinis descubrió sus ternezas por la Iglesia Católica, la cual —“libre ya de las sanguinarias cruzadas y la delirante Inquisición”— se dedica a “acciones positivas” como la “defensa de la libertad de conciencia, respeto a cultos diversos, intensa acción solidaria con los desposeídos, continuos llamados a la paz, prudente lucha contra los agravios a la democracia”. Una especie de pintoresca ONG, sin la molesta y anticuada preocupación por saber si su Cabeza es Cristo y si Cristo es Dios. “Una secta disidente israelita servida por un personal italiano”, como ironizó impíamente Jorge Luis Borges.
        
Y tanto simpatiza con esta “iglesia católica” el afamado pollino, que no trepida en aconsejarla bien: que cese de sostener la diferencia entre varones y mujeres, la ilicitud de los medios anticonceptivos y la negativa a que las féminas puedan “acceder al obispado”. Pero sobre todo, que termine de condenar y de reprobar el aborto, porque “ya no es aceptable que se atente contra la libertad de abortar un hijo no querido con el argumento de que se asesina una vida inocente”.
        
Nadie ose pensar que Aguinis está queriendo desnaturalizar y pervertir a la Esposa del Señor. Tampoco roce alguno su pensamiento con la conjetura maligna de que el celebrante de las gestas del marrano esta befando una vez más el rostro santo de la Barca. No; nada de eso. Tales reconvenciones sostenidas con admonitorio gesto tienen lugar, sencillamente, porque lo contrario le “genera [a la Iglesia] una deserción de fieles”, y no es cuestión de perder la clientela. Bastante escrupuloso estuvo ya el paisano Judas, que devolvió los denarios y encima se ahorcó. Si al fin de cuentas todo lo que habían hecho él y sus empleadores hebreos era prefigurar el fallo de la Corte y matar a la víctima.
           
La agudeza del rucio no parece dispuesta a detenerse, en esta su nota impar. Habiendo desechado que cuando se aborta se asesina la vida de un inocente (¿de qué será culpable?), acota para una antología del cinismo: “Si la madre y el médico son asesinos por terminar con un embarazo no querido, ¿quién es el asesino de los abortos espontáneos? ¿Dios? ¿Por qué esa «vida inocente» en el vientre materno no es protegida por el Señor Omnipotente? ¿Tocamos el absurdo?”
        
No es propiamente el absurdo lo que está tocando Aguinis con esta farsa argumentativa, sino algo más trágico que se llama blasfemia. Porque va de suyo que en una muerte naturalmente ocurrida —sea a la edad de la vida que sobrevenga— no hay asesinato alguno, y que un aborto espontáneamente advenido no tiene responsables culposos, sino padres dolientes que jamás podrán olvidar el desgarrón de esa vida trunca. Sabemos empíricamente de qué estamos hablando. Explicarle a tamaño burro porqué el “Señor Omnipotente” nos dona y nos quita la vida o los bienes cuando su justa providencia lo dispone; porqué no abandona a ninguno de sus hijos, mucho menos cuando los llama a su seno, es algo que escapa a sus merecimientos intelectuales y morales. Si el zopenco supiera que Job no es un sustantivo inglés sino el nombre de un personaje veterotestamentario, algo podría colegir al respecto.
           
Quedaba por alcanzar la cima mayor de la estulticia y de la burdísima ignorancia, y Aguinis conquistó el anhelado trofeo. Sumando a sus muchos títulos —como el de arrebatador de la gloria de Edipo, injuriador de San Cirilo de Alejandría, inventor del Prondec, invertidor de la Cruz o pavo real— decidió convertirse en exégeta bíblico, y nos regala esta perla interpretativa a la que no arribaron siquiera las testas de Spinoza o Teodoreto: “El primer hombre se llamó Adán […]. La versión más difundida es que fue modelado con tierra por las escultóricas manos del Creador. Lo hizo completo, con vísceras y pestañas, con labios y uñas. Era un feto grande. Una «vida inocente», como se dice en la actualidad. Pero no tenía vida. No la tenía y no la tendría si Dios no le insuflaba su espíritu, que vendría a ser el oxígeno que le permitiría respirar. Sin oxígeno (que en la antigüedad no se conocía y se llamó aliento o soplo o espíritu) no habría existido el primer hombre. Los sucesivos nacimientos siguieron ese modelo: una previa configuración, que adquiría vida autónoma al inhalar el oxígeno […]. Formó Dios al hombre (Adán) del polvo del suelo (adamá) e, insuflando en sus narices aliento vital, quedó constituido el hombre como ser vivo […]. Dios insufló «en sus narices el aliento vital y quedó constituido el hombre como ser vivo». Se refiere a las narices, no al embrión. Se refiere al aliento vital, que no puede ser sino el oxígeno. Recién entonces se constituye el hombre como ser vivo, según marcan las Escrituras. No cuando era un simple embrión”.
        
Una primera y relevante consecuencia se sigue de la hermenéutica aguiniana. Y es que en lo sucesivo, las diferentes y valiosas agrupaciones Pro Vida deberán constituirse en defensoras a ultranza de narices, puesto que por tamaño órgano, está visto, penetra la vida. ¡Cesen los genetistas y neonatólogos sus arduos exámenes científicos sobre la vida y el desarrollo del nasciturus! Es la hora de las pituitarias, el glorioso y postergado turno de los otorrinolaringólogos. Dios hizo vivir a los nasos, no a los embriones; y adelantado fue Quevedo que supo decir aquello de “érase un hombre a una nariz pegado”.
        
Una segunda consecuencia de la erudita exposición del onagro es el obligado cambio de rumbo que deberán hacer de ahora en más los teólogos de todas las escuelas y corrientes. Al fin sabemos que Dios es un enfermero eficiente, un adelantado de Carl W.Scheele —el descubridor del oxígeno— que con su inmenso tubo a cuestas iba desparramando vida de napia en napia y de trompa en hocico. Por suerte, y con el paso de los siglos, llegaría Cristina Kirchner para abreviar el nombre de tan salvífico elemento, llamándolo “cero”, a secas. Según el neo-biblista Aguinis, antes de que el “feto grande” hecho de barro recibiera su primera bocanada de oxígeno, fuera del vientre materno, no tenía ni tiene vida. Ergo, si la Corte decide achurarlo panza ad intra, aplaudamos el hecho.
        
Al fin un corolario tercero se desprende del análisis del levita cordobés, y está llamado a revolucionar el universo de la antropología. “Los sucesivos nacimientos” — le hemos leído— “siguieron ese modelo [el de Adán]: una previa configuración, que adquiría vida autónoma al inhalar el oxígeno”. ¡Tantos debates semánticos estériles agitándose en el terreno de la metafísica, de la medicina, de la bioética, y Marcos Aguinis tenía resuelto el dilema valiéndose de un tropo informático! ¿Qué es el hombre?, se preguntaba Hamlet. ¿Qué es el hombre?, nos preguntamos todos. He aquí la respuesta final y unívoca: una configuración, a la que recién se puede tener por viva cuando inhala un poco de oxígeno autónomamente. Como el Windows XP si no lo agarra el virus troyano. La nobel periodización aguiniana no abriga dudas: antes de la oxigenación nasal asistida por un extraño demiurgo neumonólogo, no hay vida; después sí, aunque su duración dependerá de la cantidad de delincuentes que dejen en libertad los mismos jueces garantistas de la Corte Suprema.
       
Ironías al margen, es demasiado grave que este sujeto indocto y fatuo tenga un espacio público desde el que desgranar el error, la mentira, la confusión y la ignorancia. Y que una vez más, no haya obispo dispuesto a salvar la ofensa que le ha propinado la Iglesia y a reponer el orden alterado. Demasiado grave, incluso, que se justifique el asesinato de las criaturas por nacer con una retorcida y estúpida interpretación bíblica.
        
Se cuentan por decenas los textos escriturísticos en los que la vida del embrión es considera sagrada e intangible; como querida y premiada por Dios es considerada la tarea de los padres de engendrar un hijo. Embrión, hijo o fruto de las entrañas maternas, no nariz oxigenada por una deidad que nos saca de la hipoxia.
          
A la vista está el Salmo 138, 13, cantándole al Señor: “Tú formaste mis entrañas, me tejiste en el seno de mi madre”. El libro de Jeremías, en el que Dios dice al profeta: “antes de formarte en el seno materno te conocí” (Jer. 1,5); los pasajes del Génesis en los cuales el Altísimo ordena engendrar y parir; y hasta los mellizos de Rebeca que combatían dentro de su vientre (Gén. 25, 21-22). Cuando el Señor castiga a María con la lepra, Aarón dirige esta súplica: “no sea ella como un aborto, que al salir del seno de su madre tiene ya medio consumida la carne” (Núm. 12, 11). Sin olvidarnos el explícito y conocido pasaje del Libro del Éxodo (21,12), en el que se dispone el castigo recio e inflexible para quienes “trabados en riña dieren un golpe a una mujer encinta, de modo que aborte”. ¿Se humillaba el Apóstol San Pablo cuando se llamaba a sí mismo “aborto” (I Cor. 15, 8), o se estaba ponderando, anticipándose al fallo de Lorenzetti y sus secuaces? Cuando la misma y terrible metáfora es utilizada por San Ignacio de Antioquía, ¿debe entenderse que la rotulación escriturística de alguien como un abortivo es un encomio, o el más agraviante de los epítetos que uno pueda cargar sobre sus hombros para expresar su nadidad?
        
A la vista de estos escogidos pasajes —que no son los únicos, pues también el Salterio abomina de quienes andan derramando la sangre inocente de sus hijos— es cuanto menos una canallada salvaje valerse de la Biblia para justificar y aplaudir el fallo crapuloso de la Corte Suprema. Cuanto menos, decimos. Cuanto más cabe otro nombre, pero las meretrices no tienen la culpa de todas las filiaciones que le brotan, maguer sus sanitarias prevenciones.
        
Aguinis dice pertenecer a una camándula de intelectuales opugnadores del Gobierno. Y Cristina se dedica más que a gobernar, a criticar cada artículo de los medios que presume opositores. Aguinis aprueba el aborto. Cristina ha dicho que no lo promueve ni lo busca. ¿No era una buena ocasión para que la presidenta reuniera a sus aplaudidores lacayunos, con alguna de las excusas  que lo hace habitualmente, y dijera en público, con la noteja de Aguinis en la mano, que “La Nación miente”, y que su autor incluso destila “un tufillo racista”, al predeterminar quiénes tienen que morir para no vivir padeciendo desequilibrios o traumas?
        
Ocurre que el antioficialismo de los innúmeros Aguinis es un escandaloso bluff. Son sirvientes del Régimen, esbirros de la democracia, agentes del sistema cuya perversión prohíjan, potencian, usufructúan y medran. Cuando hay que matar inocentes —sus cuerpos o sus almas— están codo a codo con quienes dicen diferir o confrontar.
         
Y ocurre que la oposición al aborto de Cristina es un fraude inicuo. No sólo porque no ha protestado contra el fallo de la Corte —que contiene a algunos de sus amigos, como un sodomita prostibulario y una atea invertida— sino porque, desde hace años, tiene desplegada y ordenada a sus infernales huestes para impulsar el derecho al aborto en el ámbito legislativo. Tales los casos, entre otros, de María Elena Chieno, Silvia Risko, María del Carmen Bianchi, Gloria Bidegain, Mara Brawer, y un sinfín de esperpentos.
              
“Es un tema para el debate tranquilo, no para los anatemas”, concluye Aguinis su culposo dislate. Y reclama “un consenso […] que mantenga a la religión —y a la Iglesia Católica en especial— en una postura acorde con las necesidades de la actualidad”.
          
Las necesidades de la actualidad de Aguinis están sobradamente cubiertas con sus recursos múltiples de betsellerista fenicio y de Epulón sin atriciones. Que se entregue nomás al consenso de sandeces rentadas, con tantos otros de su mísera laya. Pero la primera necesidad de la actualidad de los niños por nacer es la de ser alumbrados, recibidos, criados y educados cristianamente. Sean el fruto de una violación horrenda o del más amoroso acto conyugal. Si lo primero, porque un mal no se remedia con otro mal. Si lo segundo, por razones obvias.
         
En pos de esos niños por nacer cruzamos hoy espadas. Contra la Corte, el Gobierno, la intelligentzia judía o la inacción lacerante de la Jerarquía Católica.
   

Antonio Caponnetto
    
   

Se agradece difundir
   

miércoles, 21 de marzo de 2012

Actualización

LA DEMORADA LIBERTAD
DE PEDRO VARELA
   
   
Nos enviaron un mensaje donde se “actualiza” el caso de Pedro Varela, informándonos de su muy reciente puesta en libertad. Para no abundar en repeticiones innecesarias, ponemos en consideración de quienes lo deseen, el enlace al sitio donde se detallan esta actualización de la información:
   
   
Sólo nos resta decir, citando a Orwell:
   
“En una época de engaño universal decir la verdad es un acto revolucionario”.
    

martes, 20 de marzo de 2012

Persecuciones

LA INJUSTA PRISIÓN
DE PEDRO VARELA
   
   
Un caso que debería escandalizar
a los presuntos defensores de la libertad de expresión

SITUACIÓN LEGAL DE PEDRO VARELA
  
En 1996 se procedió a allanar su domicilio particular y el local de la librería “Europa”, secuestrándosele todos los libros de la misma y efectos personales. Por ese material fue condenado el 16 de octubre de 1998 por el juez Santiago Vidal Marse por “negación del holocausto” e “incitación al odio racial” a cinco años de prisión, retiro del pasaporte y prohibición por diez años para salir de España.
  
Apelada la sentencia ante el Tribunal Constitucional de Madrid, este declaró inconstitucional el cargo de “Negación del Holocausto” y envió la causa a Barcelona para que se dictara nueva sentencia, en 2008 luego de tener el caso durante diez años. El nuevo tribunal lo condenó por “Genocidio” (¡sic!) y le aplicó una condena de siete meses de prisión. Mientras todo esto ocurría se efectuaba en 2006 un nuevo registro ahora sobre “Ediciones Ojeda” de las que era director.
  
A raíz del material secuestrado se lo sometió a otro juicio, condenándolo el 8 de marzo de 2010 a una nueva pena de un año y tres meses de prisión por el delito de “difundir ideas negacionistas” y un año y medio de prisión por “genocidio”. Sumadas estas condenas a la anterior de siete meses tendría una pena privativa de la libertad de un total de tres años y cuatro meses, siendo ahora de cumplimiento efectivo ya que supera los dos años y se lo considera “reincidente”.
  
El 12 de diciembre de 2010 se presentó en forma voluntaria en la prisión “democrática” de Lledoners, Cataluña, para cumplir una pena privativa de libertad.  Hasta el momento todos sus recursos y apelaciones le han sido denegados. Actualmente cumple su condena en la celda 119 del Módulo MR1, en el centro Penitenciario de Brians 1, Sant Esteve Sesrovires, Cataluña.

  
PENETRACIÓN EN LA SANCIÓN PSEUDOJURÍDICA

En este punto se probará que Pedro Varela no fue juzgado sino linchado judicialmente. Que no tuvo jueces sino verdugos;que se buscó su aniquilamiento personal, lesionando su prestigio, su libertad y su patrimonio. Y que la agresión no se perpetró exclusivamente por el Poder Judicial sino que participaron los sectores más oscuros del Ejecutivo y elementos de la delincuencia común vinculados a la ultraizquierda.
  
El Operativo contra Varela salió a la luz en 1996 en dos procedimientos policiales, uno en su domicilio y otro en la librería “Europa”, donde se le secuestró su archivo personal, documentos históricos y 20.900 libros perteneciente a multiplicidad de autores.
  
Con esos elementos se eligió para perpetrar el atentado contra su libertad a un juez político que no pertenecía a la carrera judicial y es un declarado marxista-leninista. Su nombre es Santiago Vidal Marse. Orquestó un show, que hasta incluyó la proyección de un filme, al mejor estilo de los juicios soviéticos que tan bien fueron imitados en la Cuba castrocomunista y en la Argentina democrática. No faltando tampoco manifestaciones con la agente internacional Pilar Rahola  a la cabeza, capitaneando organizaciones de personas con alteraciones varias en la identidad sexual y usurpadores de distinta laya y origen (okupas).
  
En 1999 para promover la condena a Varela y demostrar el “repudio popular” que éste suscitaba, la policía catalana declaró una “zona liberada” en torno a las adyacencias de la calle Séneca N° 12 (Sede de la Librería “Europa”) y organizó una turba que saqueó y destruyó sus instalaciones. Con los libros que no se robaron organizaron una gran pira que ardió durante largas horas sin bombero a la vista que acudiese.
  
Claro está, es que era una “quema de libros” democrática y por lo tanto alabada y consentida. Las malas son las otras. Esta técnica de utilizar hordas de marginales ha sido muy utilizada en Cuba y en los denominados “escraches” argentinos. Siempre han tenido la complicidad policial de mandos de una mentalidad muy subalterna.
  
Como la condena no resistió el análisis del Tribunal Constitucional cuando fue apelada, hubo que celebrarse nuevo juicio con una módica condena de siete meses nada menos que “por promover el genocidio”. Pero ¿cómo es posible que porque una parte de las obras secuestradas sostenía, a través de distintos puntos de vista, que Alemania no había llevado a cabo ningún genocidio durante el gobierno de Hitler, se pudiera acusar a alguien de cometerlo? Descaro total, había que condenarlo y basta.
  
Como la sentencia por su corta duración era insuficiente para los que ordenaron su aniquilamiento, ya que no era de cumplimiento efectivo, se promovió la consecución de otra. Así relacionándola a la anterior se alegaba su reincidencia y se podría hacer la sumatoria de ambas, con lo que se aseguraban un Varela con unos cuantos años fuera de circulación.
  
Este complot había sido preparado en el 2006 con una nuevo allanamiento ahora sobre “Ediciones Ojeda”, editorial de la que Varela también era director, secuestrándose todos los ordenadores y cinco mil libros. Con esto se le inició el nuevo proceso para la liquidación efectiva. El motivo era totalmente absurdo, porque estas ediciones se vendían en la Librería “Europa” (las dos sociedades tenían el mismo domicilio) y estaban incluidas en el juicio anterior, y los libros objetados (dieciséis en total) son un extraño popurrí donde se mezclan obras históricas, como discursos de Adolf Hitler, con otras del Padre García de la Ojeda, o de judíos como Israel Shamir, o el psicólogo, declarado antinazi, H. J. Eynsieck. ¡Por suerte se salvaron Aristóteles, Cervantes y Shakerspeare!
  
Pero la razón no importa, la orden era condenarlo nuevamente a Varela y declarar su reincidencia. La sentencia vino de manos de la jueza sustituta Estela Franco, y el Fiscal Especial para Delitos de Odio y Discriminación y también Fiscal Interlocutor Contra la Homofobia,  Miguel Angel Aguilar. Lo anterior no es una humorada, ésos son los títulos oficiales de esta creatura de la Fiscal Superior de Cataluña Teresa Compte, ídem a su vez del Fiscal General de Estado (Socialista) Cándido Conde Pumpido, quien calificó al entramado batasuno de ETA como “sector político”.
  
Bueno, de esa honda vino la piedra contra Varela. Y el objetivo se cumplió, nueva condena, sumatoria con la anterior y declaración como reincidente y cumplimiento efectivo. Varela entre rejas por una buena temporada.

  
OTROS LIQUIDADORES ESTATALES

El operativo contra Pedro Varela fue cuidadosamente planificado desde larga data y en él intervinieron distintos organismos estatales.  Ya señalamos la participación de la policía catalana. Ahora llega el turno de referir la participación del CESID (Centro Superior de información de la Defensa), el instituto de mas jerarquía de la inteligencia española actualmente denominado Centro Nacional de Inteligencia, quien efectuó la infiltración de dos agentes dentro de la Librería Europa durante largos años. Uno de ellos fue el identificado con el “nombre de guerra” de “Rigoberto”. Cabe consignar que el CESID fue una creación del masón Manuel Gutiérrez Mellado, general que ofició de agente doble durante la Guerra Civil y que por sus servicios tripuntes para descalabrar a España fue recompensado por el Rey Juan Carlos I con un título de marqués.
  
Que un país sacudido por el terrorismo etarra y otro que no ha podido ser satisfactoriamente identificado aún y que causó los doscientos asesinatos de Atocha, por separatismos varios en constante “in crescendo”, por el narcotráfico que lo ha constituído en su puerta de entrada en Europa y por la inmigración ilegal, que no logre ninguna infiltración que produzca hechos de relevancia en la anulación de esas peligrosas lacras para el Estado Español dedique su tiempo, hombres, esfuerzos y demás recursos a infiltrar a un librero que se dedicaba a editar las obras de Codreanu o Houston Stewart Chamberlain, parece mas propio de una película protagonizada por el “inspector Clouseau” y la “pantera rosa” que de un país serio y civilizado. Pero mas allá de lo cómico o tragicómico del suceso, esto es la prueba indudable de los enemigos poderosos que tenía y tiene Pedro Varela.

  
LOS IMPULSORES

Los particulares que impulsaron el inicuo seudoproceso a Pedro Varela fueron las entidades “S.O.S Racismo”, la Comunidad Israelita de Barcelona y ATID. La primera es una entidad que se autodefine como “derechohumanista”. Por supuesto son enemigos acérrimos de cualquiera que proclame su identidad histórico-genealógica y quiera salir de la masa amorfa. Su financiación es desconocida como también la identidad de sus financistas. También sus directivos cuidan su exposición pública ya que en su página web guardan un total anonimato. En cuanto a la segunda también se ignora su representatividad dentro de la sociedad catalana. No es conocido el número de estos nuevos almogáraves que llegaron hace menos de cien años desde Turquía, Polonia y los Balcanes (según confiesa su página de internet) y que a diferencia de los de Roger de Flor quienes antes de iniciar acciones gritaban a sus espadas “despertad ferro”, parecen gritar “despertad intriga”. Bueno, así está Cataluña. Sobre el tercer querellante, ATID o “Comunidad Jueva Atid de Catalunya”, tal es su nombre completo, es lo mismo que lo anterior, sólo que esta se define como “judía progresista”, declara formar parte de la Unión Mundial del Judaísmo Progresista y del Consejo Europeo de Entidades Judías.

  
EL VERDADERO DELITO DE PEDRO VARELA

Pedro Varela se atrevió a buscar la verdad histórica, a difundir sus investigaciones y las de numerosas personas de todo el mundo sobre hechos que hoy pertenecen a la historia, a publicar el pensamiento de valiosos intelectuales que actualmente sufren una total proscripción y de protagonistas de hechos históricos condenados a ser conocidos en el presente solamente por las opiniones de sus detractores y enemigos.  Se podrá coincidir o no con la totalidad de su ideario.  Se podrán discutir matices, grados,detalles. Pero es inconcebible enmudecerlo y encarcelarlo por atreverse a contradecir el lavado de cerebro colectivo impuesto coactivamente por los aliados.
  
En un mundo controlado por una férrea y represiva “Policía del Pensamiento” que ha consolidado la “Verdad Única”, incontradecible e irrefutable, lo de Pedro Varela es verdaderamente intolerable.
  
Ha violado las normas impuestas del “Buen Ciudadano del Nuevo Orden Mundial”: no pensar, no ir contra el nuevo dogma ¡No dudar! Pedro Varela y los que son como él son peligrosos, hacen tambalear lo que costó imponer con inaudita violencia y luego sostener también con violencia distinta e infinidad de recursos económicos, procedentes  del dominio mundial de la Alta Finanza.
  
Es tan intolerable la verdad histórica para esta Alta Finanza que, como demuestra este caso, hasta pensadores judíos que la contradigan como Shamir o Eynsieck deben ser proscriptos. Son estos “Maestros del Diálogo”, como bien los define Shamir, quienes imponen los nuevos conceptos: “genocidio”, “lesa humanidad”, “odio racial”, “homofobia”, “género”, “libre disposición del cuerpo por la mujer”, “matrimonio igualitario”, etc. ¡Y guay de quien no los acepte! ¡O que pretenda indagar sobre ellos! Será reprimido para anularlo y causar espanto a los audaces que intenten seguir su camino.
  
En síntesis, Pedro Varela ha cometido dos delitos intolerables: buscar la verdad histórica y ayudar a pensar. Por eso ha sido condenado.  Nada más y nada menos. Su castigo, el pseudolegal (vía estrados presuntamente judiciales) y el ilegal (saqueos, destrucciones e incendios) causa tanta repugnancia que hasta el Nuncio Apostólico en España, quien podría haber utilizado un lenguaje diplomático incoloro y aséptico, al acusar recibo de una nota en su favor calificó su prisión de “lamentable”. ¡Bien por Monseñor Renzo Fratini quien indudablemente no cultiva el ejemplo de Pilatos, lavándose las manos! Es que para los hombres de bien y respetuosos de los valores del Occidente Cristiano, es decir de los valores de nuestros mayores, de nuestra cultura, la prisión de Pedro Varela es intolerable y clama al Cielo.
  
Fernando José Ares