martes, 6 de octubre de 2009

Nuevo Orden


SEXO SEGURO, CREEME

“Verás que todo es mentira”
(Enrique Santos Discépolo)

Un estafador no dice al candidato a ser desplumado: “vení que te voy a estafar”, antes bien, le asegura buenas ganancias con el trato por él propuesto. Así, los grandes estafadores internacionales esconden sus intenciones bajo disfraces edificantes, como la prevención de enfermedades. Suelen estos individuos ofenderse fácilmente y apostrofar de toda manera a quienes osen dudar de la pureza de sus intenciones.

Así ocurre con la resolución del Parlamento belga, que “insta a condenar las declaraciones del Papa contra el uso del preservativo en la lucha contra el SIDA” (cfr. nº 80 de “Cabildo”, “El Totalitarismo Democrático”), pidiendo una protesta oficial por considerar sus declaraciones “como una ofensa hacia los compromisos de la comunidad científica para prevenir y luchar contra la propagación del SIDA”.

El periódico francés “Le Monde”, por su parte, publicó declaraciones del heresiarca suizo Hans Küng, quien afirmó que “La historia juzgará al Papa como responsable de la propagación del SIDA en África”. El ministro de educación francés, Xavier Darcos, declaró que “decir que en África no se debe usar el preservativo es criminal”. “The Lancet”, antigua publicación médica inglesa, acusó a Su Santidad de “distorsionar la evidencia científica con el fin de promover la doctrina católica sobre este asunto”, etc. Lo curioso es que todos estos personajillos están ligados o comprometidos con la imposición de las premisas del Nuevo Orden Mundial (NOM),cuyos personeros no se caracterizan precisamente por respetar la dignidad o la vida humana.

Veamos: según Andrea Peccei, presidente del Club de Roma, “en la tradición cristiana, el hombre es el señor de la creación, pero yo no comparto esa idea. El hombre es sólo una especie entre muchísimas” (Vivencia, 1980). Según Felipe de Edimburgo “el hombre es un accidente peligroso que perturba el equilibrio de la naturaleza y, por lo tanto, se lo debe limitar o suprimir” (“Sydney Times”, 20 de junio de 1980); o también: “no tenemos opción. Si la población no se controla voluntariamente, habrá que controlarla involuntariamente por medio de las enfermedades el hambre y la guerra” (“People”, 21 de diciembre de 1981). A David Foreman, fundador del grupo ecologista Earth First! (¡La Tierra Primero!), se le ocurrió que “El SIDA no es una maldición, sino un remedio oportuno y natural para reducir la población del planeta” (“Earth First! Journal”, 8 de noviembre de 1987).

Otro ejemplo. Thomas Robert Malthus, economista, pastor anglicano y agente de la Compañía de las Indias Orientales propuso, como se sabe, la restricción voluntaria de la población para remediar la desproporción prevista para el futuro entre la demografía y los alimentos.

Publicó en 1798 su “Ensayo sobre el principio de población”, en el cual insiste en que las clases bajas sólo podrán mejorar su condición mediante la autolimitación de su número, utilizando dos tipos de métodos: los positivos, que tienden a aumentar la mortalidad, y los preventivos, que disminuyen la natalidad (luego se agregarían los métodos anticonceptivos y el aborto).

La promoción del malthusianismo fue enunciada como política oficial de Ronald Reagan, en discurso pronunciado ante el Parlamento Británico el 8 de junio de 1982, que incluía adoptar las premisas del FMI y del NOM, el fin de las soberanías nacionales, etc.

Sir Henry Kissinger en el Primer informe anual sobre la política demográfica de los Estados Unidos, más conocido como “Memorando 200 de 1976”, dice que “los Estados Unidos tienen un interés político y estratégico especial, que requiere una política de control o reducción de la población de trece países”, porque “el aumento de su población probablemente aumentará su predominio económico, político y militar a escala nacional y quizá hasta mundial”. También dice que “es vital fortalecer el compromiso por parte de los líderes de los países menos desarrollados, que (lo anterior) no debe ser visto por ellos como una política de los países industrializados de limitarles la fuerza o de reservarse los recursos para uso privativo de los países ricos”, que “la ubicación de las reservas conocidas de muchos minerales de gran pureza indica una creciente dependencia de todas las regiones industrializadas de las importaciones de los países menos desarrollados”, y que existe “la probabilidad de que concesiones a empresas extranjeras sean expropiadas o sometidas a intervención arbitraria”.

El origen de esta demencia es remotísimo, pero limitémonos a la Reforma. Decía Hilaire Belloc en Así Aconteció la Reforma: “Sí, Dios se había hecho Hombre y había muerto para salvar a la humanidad, pero sólo a la humanidad en determinado número de personas, a favor de la cual había actuado”, es decir, “las fatalmente elegidas, señaladas por la riqueza”. La doctrina de Calvino “proporcionaba un poderoso apetito humano que el catolicismo combate. El dinero, objeto de adoración, era un dios implacable; el apetito era el amor por el dinero”.

Y más adelante agrega: “tenía construido un sistema a priori en la mente y luego obligó a las pruebas a calzar dentro el”, es decir, racionalismo puro. Por eso escribía Castellani que “el racionalismo (no la razón) erige a la mente humana en suprema medida de todas las cosas”. De aquí partió la línea que llevó a la Revolución Francesa, y por último al Proyecto Democracia de las UN, que incluye (otra vez) aceptar los lineamientos del FMI, las premisas del NOM, etc.

Resulta muy difícil digerir el celo de los interesados en despoblar vasta regiones del planeta para apropiarse de sus recursos, por cuidar su salud por medio de preservativos. Se debe tener en cuenta que estos son elaborados con látex (menos frecuentemente con poliuretano). La estructura reticular de sus elastómeros produce poros que —en principio— son mucho mas pequeños que el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH): pocos nanómetros (nm) —1 nm = una millonésima parte del milímetro— pero debido al proceso de fabricación del preservativo, cabe la posibilidad de que se produzcan poros dos o tres veces más grandes que el mismo (el VIH mide 120 nm), o zonas más delgadas debido a la producción de burbujas en el látex líquido, la inclusión de partículas de látex seco o cuerpos extraños en las paredes del preservativo, puntos de origen de dichos poros. Se han encontrado fallas en preservativos de mercado testeados al azar del orden de los cientos de micrones (1 micrón = 1 milésima parte del milímetro), unas mil veces más grandes que el VIH. Y el número de defectos hallados por métodos ópticos y confirmados por tests de filtración, excede significativamente el número esperado (cfr. “Optical testing of Condoms”, Stephen R. Smith, John L. Lowrance, Luiz A. B. Tessarotto). Estos datos apoyan lo declarado por el Consorcio de Médicos Católicos de Buenos Aires (cfr. nº 80 de “Cabildo”): La Organización Mundial de la Salud afirma que el preservativo tiene una tasa de fallos del 14%; la “International Parenthood Federation” la sitúa en un 30%, y concluye en que “el riesgo de contraer SIDA durante el llamado sexo protegido se aproxima al 100% a medida que el número de relaciones sexuales se incrementa”.

Cuando los marxistas tratan de desinformar y desprestigiar a otro, por ejemplo al Papa, acusándolo de distorsionar evidencias científicas y de criminal, a la par que promueven la promiscuidad, con la consecuencia del incremento de la enfermedad y la despoblación de países prontos a ser desvalijados, deben tener especial cuidado de no dejar poros que puedan ser atravesados por otras evidencias, no sea que se les de vuelta la taba y terminen siendo identificados con los adminículos que tanto promueven.

Luis Antonio Leyro

1 comentario:

Gus dijo...

Muy buen artículo.

www.politicamen-t-incorrecto.blogspot.com