miércoles, 15 de abril de 2009

Santa Rusia


LLAMADO AL PUEBLO ESPAÑOL CON MOTIVO DEL 70º ANIVERSARIOS DEL FIN DE LA GUERRA DE 1936-1939

Desde el fin de la Guerra civil en España ya pasaron siete décadas. Pero sus heridas siguen vivas hasta ahora en el corazón de los españoles y de muchos otros pueblos, cuyos hijos lucharon y murieron en tierra española en 1936-1939.

Esta guerra, que determinó no sólo la suerte de España, sino la de toda Europa, queda hasta ahora como uno de los eventos más falsificados del siglo XX: tantas fueron las adulteraciones y especulaciones políticas a que fue sometida durante el pasado.

Desde el inicio del Levantamiento Nacional en España los adeptos de doctrinas izquierdistas de todo el mundo desplegaron una calumniosa campaña propagandística contra el Movimiento Nacional Español, tratando de representar a sus jefes y partícipes como “insurgentes fascistas”, oscurantistas rabiosos y “reaccionarios”, y a sus rivales, los llamados “republicanos” —nacionalseparatistas, stalinistas, trotskistas, anarquistas, ateos y extremistas izquierdistas de todo pelaje— como “fuerzas progresistas”.

¡Esta falsificación ideológica no fue un simple desvirtuación de hechos reales, sino también una violación del sentido común!

Los exiliados del Ejército Ruso Blanco lo comprendían como nadie, porque ellos conocieron por su propia experiencia lo que es el terror rojo, una sangrienta dictadura antinacional bajo el manto de la “libertad” y la “democracia”, el desenfreno de la anarquía y del separatismo…

El Movimiento Ruso Blanco fue la primera fuerza organizada que entró en lucha armada contra la Internacional Comunista que había usurpado el poder. La Guerra Civil en Rusia de los años 1917-1922 cubrió de gloria las banderas de los regimientos del Ejército Blanco, pero no les trajo la victoria militar: tan desiguales resultaron las fuerzas de las partes. Rusia, esclavizada por el bando bolchevique, fue destruida y en su lugar se construyó la Unión Soviética, un gigantesco campo de concentración, donde durante décadas se llevó a cabo el genocidio del pueblo ruso y de otros pueblos…

Es por eso que a los patriotas rusos les tocó tanto al corazón lo sucedido en España, que se parecía en mucho lo que había pasado en Rusia después del febrero de 1917.

El teniente general E. K. Miller, que fue en 1919-1920 uno de los jefes del Movimiento Ruso Blanco, y que encabezó en el exilio la Unión Militar Rusa (ROVS), declaró que la Cruzada contra el comunismo empezada en España era continuación de la Lucha Blanca y llamó a los patriotas rusos a enrolarse como voluntarios en el ejército del Caudillo Francisco Franco. Los exiliados rusos blancos crearon un comité para prestar ayuda a los combatientes heridos del Ejercito Nacional español, que fue encabezado por la baronesa O. M. Wrangel, viuda de otro jefe del Movimiento Blanco, el teniente general barón P. N. Wrangel.

Respondiendo a la llamada del general Miller y a la de su propio corazón muchos exiliados rusos, veteranos aguerridos del Movimiento Blanco y sus jóvenes hijos manifestaron su deseo de militar bajo las banderas del Ejercito Nacional español. Por desgracia, sólo pocas personas tuvieron la suerte de concretar su noble impulso: las autoridades francesas que simpatizaban con los “republicanos” tomaron todas las medidas para no dejar a los voluntarios Rusos Blancos atravesar la frontera franco-española. No obstante, unos ochenta miembros de la ROVS y otras organizaciones rusas —la Unión Imperial Rusa (RIS-O), la Unión Nacional Rusa de Combatientes de la Guerra (RNSUV) y unos patriotas en forma individual—, corriendo mucho riesgo, lograron entrar en España, donde intergraron un destacamento ruso que formaba parte del Tercio Doña Maria de Molina. Los anticomunistas rusos lucharon también en las filas de la Legión Extranjera Española y otras unidades del Ejército Nacional.

Ellos volvieron a encontrar en las tierras de España a su antiguo enemigo, los consejeros militares del Ejército Rojo y verdugos de la NKVD (Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos), mandados por Stalin a guisa de “voluntarios” para conquistar y sovietizar España. Nuestros compatriotas en las filas del Ejército Nacional cumplieron honradamente con su deber de militantes anticomunistas Blancos: la mitad de ellos cayeron en las batallas o fueron heridos. Entre los que murieron en combate figura el héroe del Ejército Imperial Ruso y del Movimiento Blanco, general Anatoly Vladimirovich Fok.

Después de la victoria el Generalísimo Franciosco Francó hizo mencion la valentía de que dieron prueba los voluntarios rusos blancos.

Hoy, setenta años después de la gran victoria sobre el comunismo en la península Ibérica y dieciocho años después de la caída formal del Partido Comunista en la Unión Soviética, vemos que el mal rojo mundial no fue exterminado definitivamente. Va cambiando sus formas, métodos de lucha y propaganda pero no varía en lo esencial. En particular sus herederos ideológicos, usando las frases rutinarias de propaganda de los años treinta del siglo pasado tratan de tomar revancha por la derrota militar del año 1939. Quieren escribir de nuevo la historia y “censurar al franquismo” a posteriori.

Los que tratan de igualar los actos del Caudillo Francisco Franco y sus compañeros de lucha con los crímenes del nacional-socialismo alemán y el bolchevismo anti-ruso le hacen el caldo gordo a los rojos: voluntaria o involuntariamente. Esa gente o no conoce la historia o tiene la intención de falsificarla. No se puede poner a la misma altura a Dios y al diablo, a los defensores de la Fe y los ateos beligerantes, a los verdugos que mataban en los campos de concentración a millones de personas inocentes y a los que detuvieron a los criminales por la fuerza de las armas.

La esencia antihumana del comunismo hoy día es evidente para la gente honesta de todo el mundo. El ejemplo trágico de Rusia demostró a las claras qué suerte habría esperado a España en caso de la victoria de los rojos: el terror de los ateos contra el cristianismo, la desmembración del estado unico, el genocidio de la población autóctona, la pérdida de la cultura tradicional y, finalmente, una esclavitud total y la humillación infinita de la nación bajo el poder de los fanáticos del marxismo-leninsmo…

Es imposible también olvidar que en caso de victoria de las fuerzas antinacionales en España hubiera cambiado radicalmente la situación geopolítica en Europa. La Internacional Comunista nunca ocultaba sus planes de lograr la dominación mundial —la consigna de la “Revolución mundial” era proclamada abiertamente por los rojos— e inevitablemente España se hubiera convertido en su nueva plaza de armas para un nuevo asalto a Europa.

Por la voluntad de Dios, gracias al valor y a la sangre derramada de los soldados del Ejercito Nacional, España evitó una horrible suerte y no repitió el destino trágico de Rusia.

Estamos orgullosos de lo que los militantes rusos —miembros de nuestras organizaciones— también hayan hecho su aporte a la causa de la victoria sobre el comunismo en España. Y es por eso que celebramos el 70º aniversario de esta victoria como nuestra propia fiesta, ¡junto con todos los españoles que honran la memoria de sus héroes nacionales.

Tarde o temprano, las guerras terminan en la paz. Incluso una tan horrible como la Segunda Guerra mundial. Hoy estamos acostumbrados a ver a los ex-soldados de los ejércitos antiguamente enemigos —alemanes y rusos, japoneses y norteamericanos— estrecharse las manos y recordar juntos las antiguas batallas y a los compañeros caídos. Es normal: los soldados no pueden ser responsables por los crímenes de los jefes políticos y los pueblos no pueden vivir en el odio eterno.

Pero no pueden terminar en paz las guerras civiles iniciadas por el comunismo. ¡Es imposible hacer las paces con el comunismo! Igual que no se puede “hacer las paces” con un tumor canceroso. Por principio, ningún compromiso es posible en este caso: ¡lo único posible es extirpar el tumor! De otro modo va a seguir torturando y destruyendo el cuerpo humano hasta que, por fin, lo mate. Lo mismo vale para el organismo del estado y de la nación.

Hoy, como setenta años atrás, el deber religioso y patriótico de toda la gente honesta es seguir luchando contra el comunismo y su herencia. Los pueblos de Rusia y España que experimentaron todos los horrores de la dictadura comunista deben cumplir un papel especial en esta lucha.

Estamos obligados a ser incansables testigos de los crímenes del comunismo y seguir llevando adelante la lucha ideológica contra él, hasta que su teoría y práctica antihumanas sean condenadas oficialmente en todo el mundo, hasta que los jefes y verdugos directamente culpables de los crímenes contra la humanidad caigan en el banquillo de los acusados y los que ya no están vivos sean condenados moralmente; hasta que los partidos comunistas y sus órganos represivos —ante todo, el Partido Comunista de la Unión Soviética y la Checa-KGB— sean proclamados como organizaciones criminales y tanto su propaganda, como cualquier tentativa de su absolución queden prohibidos bajo amenaza de persecución judicial.

Sólo entonces la humanidad podrá liberarse definitivamente del terror rojo y en pos del generalísimo Francisco Franco podrá repetir: “¡La guerra ha terminado!”

I. B. Ivanov, Presidente de la Unión Militar Rusa (ROVS)

G. A. Fiodorov, Jefe de la la Unión Imperial Rusa (RIS-O)

3 comentarios:

Fernando José dijo...

Desgraciadamente los autores de la nota no tienen un concepto claro de la identidad del enemigo que no solo es el comunismo sino mucho mas que el comunismo.

Por eso repiten muchos clichés de propaganda que salieron de las cocinas de Stalin y de sus aliados: "los crímenes del nacionalsocialismo", "los verdugos de los campos de concentración", etc.

Parece que el libreto se lo hubiera escrito el judío bolchevique Ilya Ehrenburg, aquel que mandaba a la soldadesca roja a violar mujeres alemanas y que hoy pasa por poeta.

Y esa ceguera política que exhiben, porque como señala el maestro Carl Schmitt no tiene un claro concepto político quien no tiene una correcta definición del enemigo, los ha llevado a ser unos derrotados y deambular como parias por el mundo.

Y desde 1945 en adelante tuvieron que ir de la mano de uno de los aliados del comunismo: la francmasonería imperante en Occidente. Triste realidad.

Anónimo dijo...

Concuerdo con lo que dice el posteo anterior, especialmente en lo referente a que el enemigo va mas alla del comunismo. Actualmente, para los que gobiernan las marionetas del damero mundial el comunismo es una reliquia de museo.Ya no lo necesitan mas para ejercer la dominación.
De alli lo segundo: es mi humilde opinión que el nacionalismo debe actualizar su mensaje y su forma de comunicarlo en muchos aspectos.
Siempre se caracterizó por ver la realidad cuando los demas miraban la luna de Valencia (o hacian lo posible por que todos la miraran) y creo que el articulo publicado aqui parece indicar una desconección bastante importante con esa realidad, especialmente con la realidad politica que vive Argentina hoy en dia. Una realidad terminal que es urgente enfrentar
desde la acción concreta como desde el pensamiento.
No podemos dedicarnos a mirar la luna de Valencia nosotros, con el cuadro que nos presenta esa realidad de nuestra Patria.
Espero que la critica no sea tomada a mal. Mario Carlos Bruce

Anónimo dijo...

la revista cabildo me resulta tibia ya que no se anima a definir sus ideas. Si el mal es la democracia, por que no dicen de una buena vez que proponen. ¿que forma de gobierno a su criterio deberia instaurarse en la Argentina, y de que modo?.