martes, 2 de diciembre de 2008

¡Último momento!


MONSEÑOR RADRIZZANI
DEFIENDE AL PADRE
VON WERNICH


Los hechos hablan por sí mismos. Y, en todo caso, los hechos de un Obispo de la Iglesia Católica, no pueden ser entendidos si no es a la luz de los Evangelios y de los criterios pastorales que impuso Nuestro Señor con su propio ejemplo. Veamos primero el hecho.

En una visita pastoral al penal de Marcos Paz, donde está preso el Padre Christian von Wernich, el Obispo de Mercedes Luján, Monseñor Radrizzani, recorrió los pabellones, atendiendo espiritualmente a quienes la justicia humana condenó por homicidios, violaciones, robos o multitud de crímenes; e incluso administró el sacramento de la Confirmación a quienes no lo hubieran recibido. Pero no visitó el Pabellón donde están recluidos el Padre von Wernich y otros que fueron condenados por haber combatido al terrorismo.

Cualquier interpretación periodística de las que se usan, de las que creen a la Iglesia una entidad política en busca de acrecentar su poder, o de los delirantes que creen en “las riquezas” de la Iglesia y en los afanes crematísticos del clero, podría atribuir al Obispo una conducta “políticamente correcta” de rechazo al hermano en el sacerdocio, para “hacerse amigo del juez, no darle de qué quejarse”, y así hacer méritos para recibir fondos gubernamentales, naturalmente, destinados a Cáritas y a otros organismos de beneficencia; y que no le fuera a pasar como al pobre Monseñor Basseoto, por disgustar al Gobierno. Pero eso sería confundirlo con el Viejo Vizcacha, o con Anás y Caifás u otros miembros del Sanedrín, saduceos acomodaticios con el Poder de Poncio Pilato, que preferían sacrificar injustamente a Jesucristo para quedar bien con Roma.

Y esa interpretación solamente mostraría cuán ignorante de la religión católica, es el escriba. Una conducta tan monstruosamente alejada del espíritu evangélico, es impensable en el Obispo y sería insultante para cualquier Pastor, a quien, entonces, se aplicaría el “Apartaos de mi, malditos… Porque estuve (…) en la cárcel y no me visitasteis”, que dice San Mateo en 25, 41-43. Imposible solo pensarlo.

Es evidente que el criterio de interpretación del hecho es otro, totalmente diferente. Y está en San Mateo 9, 12; o en San Marcos 2, 17; o en San Lucas 5, 31.

Los Evangelios dicen: “No tienen necesidad de médico los sanos sino los enfermos, ni he venido yo a llamar a los justos, sino a los pecadores”. En el contexto del hecho, “enfermos” o “pecadores”, equivalen analógicamente a “delincuentes culpables” o “criminales”, mientras que lo de “sanos” y “justos”, ha de entenderse como “inocentes de los crímenes que se les imputan”. Pura lógica elemental. Y verdadero espíritu pastoral.

Es decir que Monseñor Radrizzani no visitó al Padre von Wernich, proclamando así, con hechos, que cree en su inocencia y no en la inicua sentencia judicial.

Marcial Castro Castillo

4 comentarios:

Luz López Pérez dijo...

¡Qué hermosura!
Una monjita Clarisa, siempre, dice, ¡qué grande es Dios!
¡Alabado sea el Señor!
¡Viva Cristo Rey!

Juan José dijo...

Produce dolor una "explicación" tan políticamente correcta.
Juan José Couselo.

Luz López Pérez dijo...

¡No, sólo sirve para exculpar a los inocentes, con una sabiduría que alcanza lo sublime!
¡Y, una lección impagable para Monseñor, si es qué todavía su confusa inteligencia -el vaticano II, todo lo obscurece- es capaz de comprender la nobleza de los corazones!
¡El Señor reblandezca su 'endurecido' corazón! ¡Y, nos conforte de la infinita tristeza que inunda nuestra alma, ante estos deplorables comportamientos de nuestros pastores!

Anónimo dijo...

Tal vez suene más duro, pero sin juzgar, creo que la actitud de Monseñor es muy hipócrita. Y que hizo NSJC con los hipócritas, los sacó a latigazos del Templo.
No se deja a un sacerdote preso por Montoneros de lado, ya sea por miedo o para quedar bien con estos apátridas corruptos, que han destruído a escombras las Instituciones y la moral de la Patria.
El Padre Christian es un Martir y pasará asi a la historia verdadera de nuestra amada Patria.
Fortinera