domingo, 6 de enero de 2008

Testigo de cargo


TEÓLOGA HABEMUS


Cuántas veces se quejó el Padre Leonardo Castellani de que en la Argentina no había teólogos, y se mostró pesimista en cuanto al futuro por la clase de educación que se daba en los seminarios, que él llamó semi-asnarios. Lástima que este Buen Cura haya muerto y se haya perdido la eclosión de una teóloga en la Argentina.

Nos referimos a la Señora Hebe de Bonafini, madre de las Madres y madre (postiza) del Señor Kirchner, la cual saltó a la palestra teológica el pasado 15 de marzo desde la misma Plaza Histórica que vio nacer la Patria y ahora la ve morir.

Esta teóloga de nuevo cuño comenzó recordando que la Iglesia es un gran poder, de lo cual algunos se habían dado cuenta hace tiempo. Pero no importa, la teología no se nutre de novedades sino de verdades. De modo que sigamos.

De esa calidad de poder (se supone que temporal) de la Iglesia sacó argumentos para afirmar que el Vaticano dicta leyes, normas, formas de vida. Es mucho meter en una misma sartén a las leyes y a las formas de vida, pero volvamos a pasar.

Luego dice que el Papa —este Papa— condenó a Leonardo Boff, lo cual no es ni una novedad ni una verdad: es una mentira. Y luego se lamenta también por las condenaciones contra Jon Sobrino (esa sí de este Papa) y de “un jesuita salvadoreño” cuyo nombre y apellido nos quedamos sin saber.

Pero de pronto la Bonafini toma un vuelo de águila teológica. Dice que todos ellos “lo ponen a Jesús como lo que fue: un hombre” y luego “un guerrillero”. ¡Bravo, doña Hebe, ha dado Usted en el centro del clavo! Los ha denunciado estupendamente bien, con una claridad que ya quisieran muchos que recorren pasillos de Curias y palacios vaticanos. De eso se trata, Gran Madre, Usted lo ha dicho. Es por eso que Usted dice por lo que son herejes que ni siquiera tienen el mérito de la novedad. Desde el siglo II ha habido muchas sectas que han sostenido eso mismo.

Y para rematarla emite una estupenda versión del estado actual de la liturgia: (El Papa) “no quiere más los cantos de los chicos con las guitarras en las Iglesias, quiere los cantos de alabanza a Dios…” Otra vez bravo, madre de los teólogos. Tal cual: si la Misa trata de Dios (en su relación con los hombres) entonces las guitarritas no tienen nada que hacer. Para ellas hay cien, mil teatros en que el instrumento es bienvenido y (bien pagado).

Claro que Doña Hebe termina diciendo que “a ese Dios no lo conoce nadie”. Con buena voluntad, uno puede entender que se trata de una alusión al “Deus absconditus” de los teólogos. Con mala, que la que no conoce a Dios es doña Hebe. En otras épocas, eso sería grave para un teólogo. En éstas, no. Se lo garantizo.
Aníbal D’Angelo Rodríguez

1 comentario:

Anónimo dijo...

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